jueves, 11 de octubre de 2012

Capítulo 13- El Silencio de la Noche

-Bueno, ¿Y cuál es el plan? - pregunté a todos los presentes en la sala. Nos habíamos reunido Charlie, Eddie, Din, que insistió en venir y tener voz y voto en lo que decidiéramos, y yo. Estábamos en lo que era la sala de profesores, en el piso de abajo, debatiendo sobre qué debíamos hacer.
Eddie, que su hermano era militar, empezó a soltarnos un rollo de supervivencia y qué hacer en caso de catástrofe mundial...etc. Pero esto no era nada que le pudieran haber enseñado a Eddie, y tal vez ni a su hermano. Esto era un apocalipsis zombie, y si era así, creo que teníamos más idea sobre qué hacer los fanáticos o frikis, como quieras, de este tipo de cosas.

Lo que si sacamos en claro es que había que intentar hacer saber que estábamos aquí y que necesitábamos ayuda, para cuando llegara el rescate, si es que llegaba.
Íbamos a coger un mantel blanco gigante que buscaríamos en el comedor, pintar ''HELP'' o algo por el estilo, en grande, y ponerlo en el tejado.

-Deberíamos quedarnos aquí y esperar a que vinieran a rescatarnos. Sobrevivir hasta entonces. - No iba a negar que no tenía razón Eddie, pero era como decir que el zumo de naranja es naranja, sí, muy bien, pero no es suficiente.

-Ya... ¿Y si no vienen? - Le pregunté arqueando una ceja para darle un toque más intrigante.

-Vendrán. - quiso concluir secamente.

-No podemos aferrarnos a una idea que no sabemos si va a pasar o no. - dijo Din apoyándome.

- ¡Es su deber como...! - Eddie se puso hecho una fiera pero le calmé antes de que se fuera de las mano.

-Calma. No descartaremos esa opción, ni mucho menos, ya que sería lo mejor que podría pasar, pero tampoco podemos quedarnos sentados esperando un rescate sin más. - Había que aclarar las cosas, no crear bandos e indiferencias, eso sería lo peor que podría pasarnos... dentro de lo que ya pasa. - Y bueno, la chica que está con Álvaro...

-Jenny. - añadió charlie.

-Sí, Jenny, bueno... ¿Qué la pasa? ¿No la habrán mordido, no? - Esa es la impresión que me daba, y no era buena...

-No, ella dice que no, y que yo sepa no tiene nada, aparentemente. - Pausó un momento y prosiguió.- Supongo que estará mala, o simplemente le habrá afectado mucho todo esto... - las palabras de dolor de Eddie se clavaban en los oídos, estaba claro lo que estaba recordando. A pesar de todo Eddie era un tipo muy fuerte, le afectaba como a todos, o más, dado lo sucedido, pero desde luego no dejaba que nada lo derrumbara.

-Bueno, nunca está de más tener un ojo encima de ella. -dijo Din para acabar con el silencio.

-Sí, supongo que no estará de más.

Ahora que me paraba a pensarlo, el tipo de contagio que habíamos visto era a través de una mordedura, osea, por la saliva en contacto con la sangre, pero ¿habría más?
Según esos textos y libros que leí en su tiempo sobre Zombis, también podías contagiarte a través de tus fluidos vitales, como la saliva en la boca, las lágrimas en los ojos o la sangre, en contacto con  la sangre de un infectado. Esto quiere decir, que si te salpicara una gota de sangre infectada en el ojo, probablemente estarías infectado.
Eso me llevaba a pensar que al haber distintas formas de contagio, habrá distintos periodos, fases o modos de transformación, según lo que tarde el virus en llegar al corazón, que este lo reparta por el cuerpo, y llegue al cerebro.

Esta idea debería compartirla con los demás, para ver qué opinaban y para que estuvieran al tanto y lo evitaran, pero en lo que lo pensaba se fueron yendo y me quedé a solas con Din.

-Crees que... - dije pero no acabé la frase. Me quedé mirándola sin decir nada.

-¿Que si creo el qué?

-No, nada, da igual, vamos.


Eddie y Charlie bajaron al comedor a recoger todo lo que nos pudiera ser útil y los manteles para el tejado, mientras tanto Din y yo fuimos a buscar pinturas con la que escribir en estos.
Una vez reunidos, estiramos el gran mantel y pusimos en él ''HELP'' en grande. yo y Eddie nos encargamos de subirlo y colocarlo allí, asegurarlo para que no se lo llevara el viento o se cayera.
No quedó del todo fiable al cien por cien, al menos si viniera una tormenta, (Cosa que dudaba) pero allí estaba colgado.
Ya se había pasado prácticamente el día entero, eran las diez de la noche y todos estábamos cansados.
Me puse a preparar la cena, a lo que Andrea, la amiga de Jenny, vino a ayudarme, aunque creo que simplemente no se fiara de que un hombre pudiera cocinar algo decente.
Sin más, todos nos quedamos en silencio, apenas con alguna luz, escuchando aquel frío silencio de la noche.

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