martes, 14 de septiembre de 2010

Capítulo 2A- Locura

Las pupilas se me dilataron y se me secó la boca, todos los músculos se me tensaron y sentí un escalofrío por la espalda. No podía controlarme, sentía un odio inmensurable hacia ese ser que se arrastraba hacia mi, todo pasó muy deprisa, ni siquiera me di cuenta, es como si estuviese dormido y despertase de golpe. - Abre los ojos- Me dije a mi mismo. Estaba apoyado en la barandilla, mirando hacia abajo, hacia... hacia el cuerpo sin vida de un hombre, un hombre al que apenas conocía y al que acababa de asesinar. No, espera, no seas tonto, el te atacó primero, recuerda, recuerda sus ojos, su cara inexpresiva. No había sido tu culpa, estaba...enfermo. Aparté la mirada del fondo de las escaleras y me senté, intenté relajarme, empecé a balancearme, quise olvidarme de todo, pero no pude, volví a mirar, el charco que lo rodeaba era cada vez más grande y oscuro. Muy dentro de mi, sentí satisfacción, orgullo, y eso era algo que no me gustaba. -¿Realmente había disfrutado?- Decidí dejarlo como estaba, era un asesino; entraría en casa, recogería mis cosas, me despediría, y desaparecería. Me levanté, recogí las llaves del suelo e intenté abrir la puerta, no podía, temblaba tanto que era incapaz de coordinar mis movimientos. De repente se abrió. Era Mike, me miraba extrañado.
- Tío, ¿Qué te pasa? Estás paliducho- Llevaba un venda en la mano.
-¿Qué te ha pasado?- Pregunté, señalando el vendaje.
-Oh, nada, me he cortado cocinando-
Me puse histérico, de nuevo, no podía controlarme.
- No Mike, joder, tú no... !Tú también no!
- ¿Qué dices, qué te pasa? - Estaba muy asustado, lo sabía.
-¿Te han mordido, ¿no? Qué pasa, ¿! Que no me lo quieres decir!?
- ¿Qué dices tío, qué pasa? Estate quieto ¿eh?
- No, si espero te convertirás en uno de ellos, no quiero que te pase eso, compréndelo, lo hago por tu bien...
-No...Alex ¿¡Qué haces!? ¡No!..
Otra vez lo mismo, es como despertar de una pesadilla, una ráfaga blanca me nubla la vista y vuelvo al recobrar el sentido. Y ahí esta, mi mejor amigo, me recuerda a esas noches de fiesta, cuando nos quedábamos dormidos en medio del salón, dormidos... parece que está dormido. Recojo del suelo el bate con el que le he abierto la cabeza, voy a la cocina y lo limpio con un trapo. - Ten cuidado- me digo a mi mismo - Es muy contagioso - Cojo una mochila y la lleno con todo lo que había en la nevera, le digo a lo que queda de Mike que no me espere para cenar, que siento no poder probar las patatas. Abro la puerta y salgo. Cuando me quiero dar cuenta de lo que he hecho ya estoy llorando, pero tengo que superarlo.


-Vamos Alex, tienes que ser fuerte, hazlo por ti, por Mike, sabías que este día llegaría y por suerte te has dado cuenta a tiempo- Bajo las escaleras hasta el 3º, sobreviviré, claro que sí, pero hay que asegurarse, seguramente la mayoría del edificio esté contagiado, y los que no, sucumbirán ante sus familiares, bueno, los que fueron sus familiares.
Solo una “persona” se me viene a la cabeza en ese momento.
-Prepárate Sara, voy a por ti, no me voy a quedar con las ganas.-
Abro la puesta principal de una patada y me dirijo hacia el dormitorio. No oigo ruidos, debe de haberse calmado.
- ¡Toc, Toc! ¿! Hay alguien en casa?! ¡Vengo a por azúcar!- Grito a la vez que aporreo la puerta. Nada más oírme está ahí de nuevo, intentando salir, pero no le voy a dar el gusto, porque voy a entrar yo primero. Abro la puerta empujándola al suelo, no dejo que se levante, será rápido, en pocos segundos su cabeza no será más que una papilla esparcida por el suelo. Y allá va, el jugador se dispone a batear, lanza la bola y... ¡De lleno! ¡La pelota se pierde fuera del campo! Estoy loco, lo admito, pero esto me gusta, es algo que me llena, pero tiene sus riesgos, un solo despiste y adiós, Game Over.
Antes de salir repaso mentalmente una lista de lo indispensable, se me enciende una bombilla sobre la cabeza, no es broma, la veo de verdad, está ahí arriba, reluciente, esperando a que alguien se dé cuenta.
-Tapones para los oídos- Digo de repente y la bombilla se apaga y desaparece. Necesito tapones, o no podré dormir por la noche, esos cabrones hacen ruido y acabarían volviéndome loco. -¿Más todavía?, Jajajaj- Me río al darme cuenta de lo que he pensado, de todas formas voy al baño a ver si hay. Pastillas y más pastillas, un test de embarazo y... ¿Anabolizantes? Me acerco al dormitorio a ver como está Sara - ¿De verdad los necesitabas? ¡Acabarías perdiendo la cabeza!- Vuelvo a reírme, no paro, soy el mejor. Miro en la repisa de arriba y hay más botes de anabolizantes, menuda jonky.
Después de pensarlo varias veces decido coger los botes, quién sabe, podría necesitarlos.
- Menos mal que el doping ya no le importa a nadie-
Abro un bote y me meto tres pastis en la boca, me las trago y decido que ya es hora de irse.
Bajo las escaleras cantando - ¡Los zom-zom-zombis perdéis la cabe-eza, porque yo os la arranco-o-ooo!, ¡Y yo la pierdo por que-e-ee me estoy volviendo
loco-o-oo!- Ojalá se me cruce otro de esos cabrones, me he quedado con ganas de más. Llego a abajo y miro asombrado el cuerpo del cabrón del casero. Joder, todavía esta vivo, bueno, esta muerto, pero no muerto del todo, esta muerto y vivo a la vez, esta... esta zombi.
Por lo visto no se destrozó la cabeza al caer, y parece que todavía insiste en querer devorarme, porque me está mirando fijamente y mueve la boca como el puto come cocos. Se ha destrozado las piernas y los brazos, no se puede mover.
Joder, me he empapado las zapas de sangre. -Me costaron 60€ ¿sabes?- Como no se ríe, decido hacerle un favor y rematarlo, pero cuando estoy apunto de reventarle la calva me doy cuenta de que mi móvil está al lado. Justo cuando lo hago me sale un signo de exclamación de la cabeza.
- ¿!Qué coño es esto, una serie manga?! - Estoy arto de ver estas cosas, primero la bombilla ahora esto... Es el Apocalipsis Z, y esto no son más que pequeñas derivaciones de locura, al menos estoy lo bastante cuerdo como para asimilarlo.
El móvil empieza a vibrar y la exclamación de mi cabeza se dobla y se convierte en un signo de interrogación.
Lo recojo y miro la pantalla: “Mamá, llamando” - Le cuelgo, la familia se acabó, si me dejo llevar acabaré peor, es más, como a alguno de mis “familiares” se les ocurra cruzarse en mi camino, sin contemplaciones.
Bueno, ya está bien, vete de una vez.
- Adiós carambola - Le digo al casero, dándole unas palmaditas en la calva.
- Ahí te quedas -
Abro la puerta del portal y sonrío. La calle está infestada de Gules, solo unos pocos se percatan de mi presencia, al parecer todos se dirigen hacia el supermercado, algún idiota habrá hecho ruido allí y los ha atraído. Ya es de noche, pero eso no me asusta, me anima.
Empiezo a hablarle al Gul que tengo más cerca. -¿Qué pasa, quieres comerme? ¿Es eso? Pues las llevas claras - Le hundo el bate en la cara. Este nuevo mundo me gusta, aquí mando yo

domingo, 12 de septiembre de 2010

Capítulo 4 - 100 metros bilis

-Debemos recogerlas-le dije a Álvaro.
-Está bien...
-Pero pueden estar infectadas-dijo Eddie.
-Bueno, ya veremos que hacer con ellas después...
-Dios...
Álvaro fue en su dirección y paró enfrente de ellas, que se quedaron un poco flipando sin saber que hacer. Abrí la ventanilla y les dije:
-¡Subid, deprisa!
Las chicas sin pensárselo dos veces abrieron la puerta de atrás y se metieron junto con Eddie y Charlie.
-¡Gracias!-dijo una casi sin aire.
-¿No os habrán mordido ni nada por el estilo?
-No, n-no, nosotras íbamos...-la chica no podía casi ni hablar, estaba aterrorizada.
-Tranquila, tranquila, descansa, estás a salvo...-la dije acariciándola el pelo.
-¿Ahora qué?-preguntó Álvaro.
-Tenemos que ir al supermercado, ahí cogeremos todo lo que podamos necesitar...
-¿Y luego?
-Deberíamos instalar una base, un sitio seguro dónde poder descansar y organizarnos.
-La antigua escuela.-sugirió Charlie
-Sí, sí, perfecto.
Álvaro puso rumbo hacia el centro comercial esquivando a algún que otro gul, y a algún que otro pisándoles la cabeza.
-Tíos, ¿sabéis quien es ese?-dijo Álvaro señalando a un zombi que deambulaba por la carretera.
-¡Hostias!¡¿Pero no es Jose, el dueño del garito del que siempre nos echaban?!-dije yo al reconocerlo.
-Efectivamente.-dijo Álvaro con una sonrisa en la cara y acelerando hacia él.
El golpe destrozó el cuerpo del zombi por la mitad, dejando todos sus órganos internos esparcidoz por el capó y por la carretera.Éstos fueron arrastrados durante un rato por el asfalto, hasta casi llegar al supermercado.
-¡Whoaa! ¡¿Habéis visto eso?!-dije bajándome del coche.-¡Joder tronco, ha sido flipante! ¡Yiihaa, 100 metros bilis, nuevos juegos alímpicos, jajaja!-grité emocionado, mientras el resto me miraban con cara extraña, pero a la vez divertidos.
-Dios, luego habrá que limpiar todo esto...es asqueroso...-dijo Eddie mirando el capó.
-Charlie, tú quédate aquí dentro con ellas, no os mováis ni hagáis ruido, no creo que se os acerquen, el olor de las tripas del zombie os cubrirá.
-Oh, debo de sentirme afortunado...¿no?-dijo él.
-Eeem, sí, sí, debes sentirme afortunado.Ahora volvemos.Vamos chicos
Los tres nos dirigimos a el escaparate más cercano, y lo reventamos con un par de pedradas.
-Vamos, con éste ruido no creo que tarden en venir.
Por suerte, en un centro comercial tan pequeño no había guarda de seguiridad, así qeu casi con completa seguridad, no habrá ningún gul dentro.
-Vamos, coged éstas linternas, y Walkies.-dijo Eddie pasándonos los objetos.
-Vale, a ver, vamos a distribuirnos.Yo iré a por cosas que nos puedan ser útiles como armas, y de defensa, tú Eddie, coge comida y demás, y tú Álvaro busca cosas útiles, como pilas, cuerdas... lo que se te ocurra. En 5 minutos aquí, el que no esté que se las apañe solo...-todos asentimos, y nos pusimos en marcha.
Yo me dirigí hacia la sección de jardinería, y cosas por el estilo, dejé mi espada en el suelo, y comencé a coger cosas como rastrillos, hachas y demás. Metí algunas cosas más en una bolsa grande que cogí, y me fui hacia dónde habíamos quedado.
-Bueno, ¿tenéis ya todo?
-Sí
-Sep
-Vale, pue...-mierda, ahbía olvidado mi espada en el suelo-jodeer... he olvidado la espada, e-eh, ir metiéndo esto en el coche.
-¡Imécil! ¡Sabes que no tenemos tiempo!-dijo Eddie enfurecido.
-Lo sé, si en menos de 1 minuto no estoy, no me esperéis.- tras decir ésto salí corriendo hacia dónde acavaba de estar a recoger mi espada.
Fui alumbrándo con la linterna hasta que vi unas manchas de sangre en el suelo, por dódne acavaba de estar, y antes no había.
-¿Pero que coj..?-iluminé el pasillo, y a unos 3 metros se encontraba un zombi vestido de guarda acercándose a mí.-mierda, seré...-sí, me había equivocado, y eso podía habernos costado la vida a alguno de nosotros...podía, ahora no iba a ser.
Ví que la espada se encontraba detrás de él a unos 2 metros. Rápidamente cogí un hacha que antes no me llevé y se lo clavé a el zombi en los últimos centrímetros hacia mi devora. Solté el hacha, salté por encima del zombi, cogí mi espada y me dirigí hacia el ventanal roto.
En el ventanal ya empezaba a verse como se acercaban zombis, y cada vez estában más cerca. Álvaro arrancó el coche. ¿Ahora qué?
-Pero que

viernes, 10 de septiembre de 2010

Capítulo 1A- Contacto

Cuando recobré el sentido por primera vez, estaba entre una multitud, tirado en el suelo.
Recuerdo que un chico que llevaba una camiseta roja me pisó y calló a mi lado, después de eso, nada hasta ahora, estoy en casa, me acabo de despertar con un dolor de cabeza de dos pares y con una sola zapatilla.
Creo que estoy solo, me intento levantar del sofá cuando...
-¡Guluguluguluguluguluguluguluuuuu!- Mike, mi compañero de piso aparece gritando por la puerta. Son cosas que suele hacer, bueno, que solemos hacer, estamos un poco locos...
- ¿Donde has estado? - Le pregunto, con tono inocente.
- He ido a pedirle azúcar a la vecina y luego...
- ¿A que vecina? - Le interrumpo
- Pues... a nuestra queridísima vecina buenorra del 3º- Los dos nos reímos - Joder, menos mal que es tan tonta que ni se pregunta por que bajamos desde el 5º para pedirle azúcar... ¿Te ha dejado entrar?
- Bueno, me ha dicho que se encontraba mal, hemos hablado un rato y se ha olvidado del azúcar
- En fin, otra vez será, ¿Algún plan para hoy?
- Pues... si y no.
- ¿Cómo que si y no?
- En principio, como sabes, íbamos a ir a la piscina con unas “amigas”, pero... tienes hora en el medico - Me lo ha dicho tan rápido que apenas me he enterado.
- Si, tus amiguitas del polideportivo, jajaja... espera, ¿hora en el médico? ¿Has pedido cita?
- Si, no quise decirte nada para no preocuparte, pero ayer, te diste un guarrazo muy feo en el concierto, y encima un subnormal te pisó la cabeza.
- Joder, ya decía yo... oyes, ¿Sabes donde está mi otra zapatilla?
- Pero si tienes las dos puestas...
- Mmmm... Juraría que me faltaba una
- Estas peor de lo que pensaba, por lo visto el pobre chaval te pisó la cabeza demasiado fuerte jajaja
- Cojo lo primero que tengo a mano y se lo tiro
- Eh, eh, tranquilito, que te quito la tontería de un guantazo - Me dice bromeando
- ¿Tú? Mira chaval, si pongo yo la mesa todos los días es porque tengo miedo de que se te escape el mantel y te aplaste jajaja
- Bueno, que ya son las 9, dúchate si quieres y bájate al súper a comprar patatas, ¡que no quedan!

- Bueno vale, pero los platos los friegas tú. - Me levanté del sofá como pude y me estiré. Cuando me metí en la ducha me entró el sueño otra vez y casi me caigo. Me sequé y vestí, me bebí una coca-cola y le dije a Mike que me iba.
-¿Las 9:30? -Pensé para mis adentros- Juraría haber estado más de una hora en la ducha - Cerré la puerta con cuidado para que el vecino de enfrente, que casualmente era el casero, no supiese que estábamos vivos. Cuando estaba por el 3º me pareció escuchar llorar a Sara, la del azúcar. Ya abajo, justo al salir del portal, casi me atropella un chaval que iba en bici, me cabreó bastante, pero no le dije nada. Como siempre, fui contando los pasos que daba hasta el súper, manías. Izquierda, derecha, todo recto y a por las patatas, marcha atrás y a pagar.
- Será cabrón, ¿No tienes suficiente con intentar atropellarme? - Murmuré, pues el chico de la bici estaba delante y parecía llevar suficientes cosas como para tenerme media hora esperando. Cuando conseguí pagar me fui pitando para casa, seguro que Mike estaría de mal humor.
- He tardado demasiado - Es como si fuésemos un matrimonio, cosa que hace uno le jode al otro.
Subo corriendo las escaleras y cuando llego al 5º, sorpresa, sorpresa, el cabrón del casero me esta esperando, he debido de hacer mucho ruido.
-Esta mañana me habéis despertado con la ducha.
-¿Y?- Le contesto, mientras intento respirar con normalidad.
-Que si volvéis a hacer ruido os la cargáis, ¿Entendido? Un solo ruido, una sola nota de esa música endemoniada vuestra y os echo. - Cada vez que pronuncia la S me llena la cara de babas
-Entendido- Nada más se da la vuelta abro la puesta.
- Chu...pamela...- Le suelto mientras intento disimular que lo que he hecho ha sido toser y cierro la puerta.
-¡El muy cabrón! ¡Será hijo de p... arrrgggg! ¡No aguanto más, este tío se va a cagar!
-¿Qué Pasa? - Me pregunta Mike. Con el todo jaleo se le habrá pasado el hasta el cabreo.
-Pues lo de siempre, el gilipollas de enfrente. No se ha comido las patatas por poco. - Digo, mientras le doy la bolsa a Mike.
-Acuérdate de que tienes cita con el médico a las 12:30- Me dice, mientras prepara algo en la cocina y ve la tele. - Madre mía, de verdad, como esta la gente...-
-¿Qué pasa?- Me pica la curiosidad y me acerco al la cocina para ver con el la tele.
-Mira.


La locutora de las noticias decía que han matado a tres personas y después las han decapitado.
-Joder- Estaba acostumbrado a escuchar sobre asesinatos, pero, ¿Decapitaciones? ¿Aquí en España? - Tío, esas cosas las hacen en México, ¿Has visto que también los meten en cubos de ácido?
-Anda cállate que estoy haciendo la comida y se me va a quitar el hambre.
-Pero si no son ni las 11:00, ¿Qué haces cocinando a estas horas?
- Y yo que se, me apetecía.
-¿Te hace falta que baje a comprar algo más?
- No. Por cierto, ¿Te acuerdas de Marcos? El del cole, me lo he encontrado esta mañana, por lo visto se han mudado hasta aquí.
- ¿Ah, si? Joder, me llevaba genial con ese tío, haberle dicho algo de quedar para salir esta noche o cenar por ahí. - Me alegré de saberlo, fue uno de mis mejores amigos.
- Si, se lo dije, pero tiene planes, esta noche va la fiesta de unos amigos, van a hacer una hoguera, y a dar un conciertillo.
- Bueno, da igual, otro día será, total, no es el fin del mundo. - Dije haciendo una mueca. -¿Has terminado ya?
-Casi, ¿Por?
- Por saber si me necesitas antes de que me tire en el sofá - Dije, a la vez que me tiraba en plancha y me acomodaba un cogín.
-Pues...
-No jodas... ¡Que ya me he tumbado!
-Pues necesito pimienta para las patatas- Dijo a la vez que se reía.
-Pues ve tu a por ella- Bostecé
- ¿A qué te quedas sin comer?
-¿Es una amenaza?
-Si
-Pues nada, ahora vengo...
Me levanté a regañadientes y abrí la puerta despacio, antes de salir me aseguré que el casero no me estuviese esperando, no se le veía por ningún lado. Bajé las escaleras tranquilamente con las manos en los bolsillos y cuando estaba ya en la calle me di cuenta de que no llevaba dinero. Volví dentro y pensé que podía pasarme por el 3º a pedirle pimienta a nuestra querida vecina. Por alguna razón solo me acordaba de ella cuando el azúcar entraba en escena. Subiendo por el 2º escuché un grito y un golpe muy fuerte, venía del 3º. Subí corriendo los pocos escalones que me quedaban hasta llegar al rellano de Sara. La puerta estaba abierta de par en par, pero todo parecía tranquilo. Las cortinas le daban un toque terrorífico a la estancia, se balanceaban sin cesar por el viento. Entre despacio.
-¿Sara? Vengo a por pimien...- Seré tonto- ¿Estás bien?
Oí un gemido en el dormitorio, pero me pase primero por la cocina a por un cuchillo, nunca se sabe.
-¿Sara? ¿Estas sola?
Me deslicé por el pasillo hasta el dormitorio principal, sabía donde estaba, por que digamos que ya había estado allí... pidiendo azúcar.
-!Yeah, I been in debt from conception!- De repente me sonó el móvil, miré rápidamente la pantalla, era Mike, le colgué. Levante la cabeza para seguir buscando y vi una forma oscura a pocos metros de mí
-¿Sara? ¿Pasa algo? La puerta estaba abierta, he oído un grito y creía que... - No me dejó terminar la frase, se abalanzó sobre mi rápidamente, me empujó y me tiró al suelo, tenía una fuerza descomunal. Estaba encima de mí y aunque no podía verla bien, supe que la pasaba algo, algo raro.
- ¡Sara, qué haces! Quita, ¡Quita! - No estaba seguro de lo que la pasaba, así que intenté apartarla sin hacerle daño. Pude levantarme y empujarla a un lado.
- ¿!Pero que cojones!? ¿Estas loca? - De nuevo corrió hacia mí, pero salí de la habitación y cerré la puerta justo a tiempo. Ella la golpeaba y gritaba, parecía estar poseída. Yo estaba asustado, no sabía que hacer y estaba apunto de echarme a llorar. Me quedé quieto y, pese a los golpes y los gritos conseguí calmarme justo a tiempo para reaccionar y salir corriendo, tiré el cuchillo y subí las escaleras lo más rápido que pude.
-!I pay for the rest of your life! - Mi móvil volvió a sonar, lo saqué del bolsillo para contestar pero se me calló por el hueco de la escalera, pensé qué sería mejor buscarlo después, tenía que contarle a Mike lo que había pasado, me aparté de la barandilla y subí el último piso, saqué las llaves, y ahí estaba el casero, otra vez, apoyado en el marco de su puerta cabizbajo.
- Mira gordo de mierda, ya te he dicho que haremos el ruido que nos de la gana, ¿Vale? - Parecía que no me había oído así que le volví a gritar - ¡Eh!, que te estoy hablando.
Levanto la cabeza y lo vi, los mismos ojos, la misma cara pálida. Alzó los brazos en mi dirección, me quedé paralizado y se me escurrieron las llaves de entre las manos... No sabía que hacer y cada vez estaba más cerca...