martes, 23 de noviembre de 2010

Capítulo 5- Conductos de ventilación

Mierda, se iban a ir, sin mí. Tenía que pensar rápido...¿Qué hago? Sin darle muchas más vueltas agarre un hacha con la mano izquierda, y junto con la espada, empecé a abrirme paso entre los gules mientras iban saltando cachos de piel y vísceras por todos lados.
Cuando pude hacerme un hueco en los restos de lo que era el escaparate, salté por encima de los restos de zombis para poder avanzar. De repente miré hacia donde debería estar el coche.
Mierda, se habían ido... bueno, estaban en ello, aún podía verlo. Había muchos gules acercándose en pelotones, o salía de aquí cagando leches o me devoraban. Divisé un callejón a escasos metros y me adentré en él. Justo cuando estaba entrando vi a una persona que salía por el final del callejón... bueno, sinceramente, no sabía si persona o gul, pero me pareció ver que era un chico todavía humano, de más o menos mi edad que salía corriendo de allí.
Ahora mismo estaba solo, así que, decidí que lo mejor que podía hacer era seguir a ese chaval, ya que, en estos momentos, es mejor estar con más gente para poder ayudarse mutuamente.

-¡Eh!- le grité. Juraría que me había podido oír perfectamente, pero por lo visto no me escuchó.
Eché a correr tras de él para alcanzarle. Cuando llegué al final del callejón aparecieron enfrente dos gules. No tenía mucho tiempo, así que, decidí esquivarlos rápidamente.
Mierda, no estaba, no podía verle, a pesar de estar en una calle larga y sin apenas calles por las que desviarse.
Quizás se haya ido por el callejón más cercano que había, a la izquierda, ya que no creo que corriera tanto como para haberse metido en alguno otro sin yo verle a tiempo de ello. Corrí hacia el callejón y llegué justo a tiempo a divisarle como giraba hacia la derecha.

-¿Eh? Por ahí se va hacia... el supermercado... ¡Por la parte de atrás!- Ahora comprendía a donde iba: se dirigía al supermercado, a entrar por la parte trasera, probablemente para coger comida o algo que necesite, dentro de las circunstancias, dudo mucho que vaya a por papel higiénico... dudo...

Seguí corriendo hasta llegar casi a la entrada trasera del supermercado.

-¡Eh!¡Tú!- El chaval que se colaba por una de las rendijas de ventilación se dio la vuelta y me miró.

-¡¿Un gul que habla?!- dijo el chaval con cara de loco psicópata.

-¿Eeh? ¡No, no!

-...- se quedó pensativo mirándome.

-Tranq

-Vale, no eres un zombi- dijo finalmente.- menos mal, por que te pensaba arrancar la cabeza a patadas.

-... Yo...yo.. encantado de conocerte también... supongo...-No es que tuviera cara de loco, es que, ¡ESTABA LOCO!

-Bueno, ¿que quieres?¿no serás un testigo de Jehová de los huevos?¿O un puto vendedor de cerillas?

-Eh...no.- Eso digo yo... ¿para que le seguí?- Em, pues... que... a ver, dadas las circunstancias, em, yo creo, que es mejor ir acompañado...

-Vale, pero mariconadas las justas, andando.-Dijo mientras se metía de nuevo en el conducto.

Miré alrededor para ver si venían gules, y tras comprobar que todo estaba en clama, me metí con él. Anduvimos por los conductos poco rato, en la segunda salida posible bajamos. Yo todavía llevaba una linterna, la espada, y el hacha, que se la dejé a él, por lo tanto estábamos bien previstos para entrar.

-Bajemos por aquí.-le dije iluminando el interior con la linterna.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Capítulo 3A - Huida

No paran de llegar.

- Joder, joder, joder, joder... esto no entraba en mis planes...- Se me está desgastando el bate de tanto cráneo roto, justo cuando atizo al gul que tengo mas cerca se parte. - Putos chismes del puto mercadillo, de esta puta ciudad, de este puto...
Un estruendo hace que gire el cuello a tal velocidad que me hago daño.- ¿Pero qué coño...? - No se qué es ni me interesa, solo sé que se acaba de estampar contra una furgoneta, lo clasifico directamente como... joder, no tengo palabras. Es una especie de gul normal pero el doble de grande y el triple de tocho... eso es...

- ¡Tochoooooo! - Aúllo a la vez que salgo corriendo hacia su posición, cualquiera que me viese pensaría que voy a morderle una oreja. Cuando estoy a unos escasos dos metros, me doy cuenta de la realidad, y doy media vuelta agitando los brazos.- ¡Me cago en su padre!- Nunca había corrido tanto, parezco una nena asustada, entro de golpe en el portal y cierro, no aguantará mucho.
Empiezo a subir escaleras arriba mientras oigo a los zombis mascullar a la vez que aporrean la puerta. Llego al 1º y veo una puerta abierta, la casa del viejo Bill, un exiliado americano que fue acogido clandestinamente en España durante la 4º guerra mundial, espera, ¿Era la 4º o la 5º? Buah, da igual. Cuando acabo de hablar conmigo mismo me doy la vuelta, los gules ya han entrado, están subiendo, y creo que el tocho también, aunque dudo que quepa por el portal. Cierro la puerta de golpe.

- Oh Bill, tu pasado inseguro, que te llevó a las puertas y ventanas blindadas van a salvarme la vida... creo. La duda se disipa cuando, aun apoyado en la puerta, mi espalda vibra a ritmo de Heavy Metal. - Cinco minutos como mucho... - Es lo máximo que llego a deducir y me escabullo por el pasillo principal. Un grito ahogado me recorre la garganta. - Dios... - Estoy frente al salón, las paredes están llenas de todo tipo de armas, exhibidas como trofeos y Bill... está tirado en el suelo. Su sangre salpica la pared y el nuevo agujero para respirar que se ha hecho en la cabeza deja claro que él ha sido más inteligente que yo.
Quizás... quizás debería hacer lo mismo... Sería lo más fácil, ¿No?... - Lo más rápido - Me agacho a su lado y le quito la pistola de las manos.

- Lo siento, pero aquí se acaba todo... - Me apunto a la cabeza, voy a apretar el gatillo, pero... - El móvil me empieza a sonar, decido mirar la pantalla, sea quien sea, voy a contestar, será la última voz que escuche antes de morir... - Mike Llamando - ¡No puede ser! - Le doy al botón de contestar, el mundo se para, el tiempo fluye despacio. Me pego el altavoz a la oreja en busca de su voz... - Mike, ¡Mike!

Algo me empuja por detrás y me atrapa contra la pared. Giro bruscamente y le doy un codazo en la garganta a un gul, ya han entrado, no se como reaccionar, mi instinto me guía, no suelto el arma, me dirijo rápidamente hacia una ventana, la abro y... salto.
La caída ha sido demoledora, ni el propio Johnny Knoxville lo habría hecho mejor. Intenté aterrizar con las piernas, y lo hice, en principio, en un contenedor de basura, lo que me hizo girar y... caer de cabeza. Creo que tengo una brecha bastante grande en la frente, la sangre me esta manchando las gafas. Ha sido lo peor que me ha pasado hoy, al menos físicamente, pero no puedo pararme a protestar, miro arriba, son tan tontos que no saben ni salir por una ventana, tampoco se lo recomiendo.
Me pongo de pie, me sacudo y me doy prisa en perderlos de vista. Ahora estoy desprotegido, no tengo ningún tipo de arma, solo esta pistola cargada, que no me sirve para mucho. Me cabreo tanto con migo mismo por ese comentario que empiezo a creer que a parte de loco, me estoy volviendo gilipollas.

No sé a donde ir, supongo que acabaré en el supermercado, puede que quede algo después de los saqueos. Estoy a tres manzanas, me escabullo por todos los callejones posibles, es mejor evitar las calles principales. Pese a estar armado, los pocos gules con los que me encuentro acaban desplomados de un empujón, o si me topo con alguno aislado, me entretengo en darle unas buenas hostias antes de tirarlo.

Es mejor no disparar, se hace ruido y se atrae a más zombis, además, solo tengo un cargador, al que ya le falta una bala, y es mejor no desperdiciar munición.
Me estoy empezando a marear, demasiada sangre fuera, tengo que curarme esta herida o lo pagaré caro. Me rajo la camiseta y uso un trozo como bandana, me lo aprieto bien a la cabeza.

-Igualito que Rambo-. Si, seguro... -Mierda...- Me asomo por una esquina para ver la entrada, hay cuatro o cinco gules como mucho, pero seguro que dentro hay más, y cualquier ruido los atraerá. - Joder, ¿qué coño hago ahora?-.