lunes, 15 de abril de 2013

Capítulo 16 - Sigilo y velocidad

El aire tenía un extraño olor, agrio tal vez, y el silencio ponía los pelos de punta, pero más por lo que dejaba de ser silencioso que por lo callado.
Justo cuando íbamos a saltar la valla se escuchó a alguien por detrás.

-¡Eh, esperadme! - Era Din. No me apetecía mucho verla, supongo, por lo de antes.

-¿Qué haces aquí? - le pregunté.

-Yo no pienso quedarme aquí de brazos cruzado.

-No es cuestión de quedarse o no. Tienes que estar aquí, no puede quedarse Andrea sola.

-Me da igual, pues que se quede otro de niñera. - Estaba claro que era cabezona, muy cabezona.

-Pero...

-Déjalo, Yei, me quedaré yo. Ya está, ¿contenta? - dijo Álvaro dándole el Walkie a Din.

-Gracias. -Álvaro se fue de vuelta al colegio sin decir nada más.

-¿En serio era necesario? - le pregunté.

-Vamos, se hace tarde. - pasó a mi lado y saltó la valla. Yo la seguí sin decir nada más, total, ya estaba todo hecho.
Saltamos dos jardines más antes de llegar a la carretera, se veían coches atascados y estrellados por la carretera y algún que otro caminante deambulando por allí. Con suerte si pasábamos rápido no nos verían.

-Vale, corramos hasta ese coche de allí y luego saltaremos hacia el parque. ¿De acuerdo? - Din se adelantó sin mediar palabra y se colocó detrás del coche. Creo que sabe que hay que hacer. Corrí hacia el coche también, perfecto, todo iba bien. Un zombi  caminaba en nuestra dirección a unos 5 metros, sin habernos visto, pero venía.

-Mierda...

-Creo que no nos ha visto. - dijo Din. Saqué el cuchillo de mi cinturón y miré a Din. Ella simplemente asintió con la cabeza.
Tenía que ser rápido y no fallar, o podía preparar la de dios.
En cuanto estuvo a menos de un metro salí con el cuchillo preparado y se lo incrusté en el ojo. Bien, parecía que lo había matado, pero algo fallaba...
El cuchillo era más grande que su cuenca ocular, así que se había clavado en el hueso y se había quedado atascado. Forcejeé con el cadáver hasta que conseguí sacar el cuchillo. Din se tapaba la boca para no reírse y yo empecé a ponerme rojo de vergüenza. El zombi era un tío de unos cuarenta años, iba vestido con ropa de estar en el bar y tenía una gran herida en el brazo izquierdo que ahora hacía juego con un ojo reventado.
Hice un gesto a Din para que siguiéramos y saltáramos el muro hacia el parque.
Había algún caminante pero daba igual por que no podían alcanzarnos, así que seguimos sin darles importancia hasta llegar al siguiente muro.
Tan solo un par más y ya estábamos allí. Llegamos mejor de lo esperado, la verdad, pensaba que iba a haber más problemas pero al final no, me alegro.

-¡Joder! - Me acababa de acordar que no había cogido las llaves, donde tengo también las de la nave...

-¿Qué pasa?

-¡No he cogido las llaves!

-¿Y dónde las tenías?

-Pues...- sí, es cierto, no había cogido las llaves, pero, tampoco las había dejado. Metí la mano en uno de los bolsillos y allí estaban. - Ah pues mira, aquí están.- Din puso los ojos en blanco y se acercó a la puerta.
Busqué la llave que era y abrí.

-Bien, te explico, buscamos principalmente pistolas de clavos. Deberían de estar por esos muebles, en unos maletines pequeños y verdes, tu búscalas, yo voy a por otras cosas. - le dije a Din mientras le señalaba la zona.
No había luz, ya que usaba un generador de gasolina para tener corriente allí, muy ruidoso para ponerlo en marcha, menos mal que de día entra la luz y no hace falta. Mientras Din buscaba las pistolas yo fui a por unas pequeñas botellas que servían para guardar aire comprimido. Había unas ocho u diez, así que nos llegaban de sobra. Las metí todas en una mochila grande de deporte que había por allí y fui a por lo siguiente: un compresor pequeño. Necesitábamos rellenar las botellas con él, si no es como si no hiciéramos nada. Dejé la mochila con las botellas en el suelo y llevé el compresor hasta la entrada de la parcela, donde debería de venir Eddie y Charlie con el coche para cargar todo y salir zumbando.
Volví dentro y vi que Din ya tenía unas cuantas pistolas, algunas en sus maletines y otras sin en un montón. Le llevé la mochila para que las metiera y me puse a coger las cagar con los cartuchos de clavos. Había muchas y de distintas medidas, tal y como había pensado. Tras dejarlo todo en la entrada nos metimos una última vez para coger demás cosas que nos pudieran hacer falta. Encontré varias cosas que nos podrían ayudar a acoplar las botellas a las pistolas, aunque de eso se encargaría Eddie, que se le da mejor. Hachas, cizallas, cadenas, candados y alguna que otra cosa más habíamos preparado para llevar.

Cuando tuvimos todo listo avisé a Eddie por el Walkie. No me había percatado de que había tenido apagado el Walkie todo el camino, que por una parte estaba bien, por si de repente nos hablaban o había interferencias y nos oían los zombis, pero también suponía que no había avisado a estos de que estábamos bien.

-Eddie, ¿me recibes?

-Sí, joder ¿dónde os habéis metido?

-Ya, perdón, se me olvidó avisaros.. bueno, estamos listos.

-Está bien, en 5 minutos estamos allí.

-Vale, ya vienen, hay que ser rápidos y meter todo en el coche.

-Lo se...-dijo secamente. No se si era su personalidad, ya que no la conocía de hace mucho, o que le pasaba algo conmigo, el caso es que no me gustaba que fuera así.

-Oye, ¿qué cojones te pasa conmigo para que seas así de borde?

-¡No soy borde! Y aunque lo fuera, ¿tengo que ser amable contigo?

-¡¿Perdón?! ¿Que si tienes que ser amable conmigo? ¡Por supuesto! - ¿Lo decía en serio?

-¡Oh, perdóneme usted majestad! ¡No pretendía ofend..! - No se por qué pero de repente me lancé a Din y besé. No se si para que se callara o por que quería hacerlo, pero lo hice.
Tras apenas un segundo después Din me empujó y me dio una bofetada. A pesar de ello volví a intentarlo. Joder, ya que estábamos no iba a dejarlo así, total, lo mismo moría en unos minutos, no tenía nada que perder.
No tenía ningún sentido, definitivamente no, pero esta vez Din se dejó llevar y me agarró del pelo. Ahora sí, así me gusta.

-¡Ya estamos llegando, preparaos! - gritó Charlie por el Walkie sobresaltándonos e interrumpiendo el beso. Los dos miramos al suelo y nos sonrojamos.
Cogí el walkie para contestar y de paso disimular un poco.

-Eeh, si, em, estamos listos, os oímos llegar. ¿Hay mucho lío?

-La carretera no está muy bien pero se puede pasar, hay que darse prisa al volver, esto empieza a llenarse. ¡Abrid ya!
Abrimos la puerta puerto y 2 segundos después aparecieron Eddie y Charlie con el coche. Charlie se bajó apra abrir el maletero y echarnos una mano. En menos de quince segundos ya teníamos todo metido. Cerré la puerta y nos subimos al coche.

-¿Qué tal os fue? - preguntó Eddie.

-Bien, sí, muy bien. - No sabía ni que me había preguntado, yo ahora tenía la cabeza en otro lado.

-¿Pasa algo? Os noto muy tensos... - dijo Charlie.

-¡Que va! - saltó Din.

-No, eso, es que...

-Estamos cansados, hemos tenido que correr mucho.- terminó de excusarse Din mientras me dirigía una mirada cómplice.

-Sí, cierto.

-Bueno, si vosotros lo decís...-Por el camino Eddie intentaba conducir entre los coches que había y los zombis, aunque sería divertido atropellar zombis, no sería inteligente, ya que se podría reventar la luna del coche y eso sería un problema, entre otros. Nos quedamos en silencio hasta que llegamos al colegio. Allí estaban Andrea y Álvaro para abrirnos la puerta nada más llegar.
Aparcamos delante de la puerta principal por la que entrábamos y descargamos todos, lo subimos a la clase continua en la que estábamos durmiendo actualmente, para que no estorbaran.

-Bien, Eddie, te explico.- Me quedé solo con él explicándolo lo que tenía pensado hacer con las pistolas de clavos mientras el resto se fueron a la otra habitación a preparar unas mesas para comer. Andrea se bajó al comedor para poder hacer minimamente decente para comer con lo que habíamos cogido y lo que podría encontrar allí.

Ya casi era de noche, todos estábamos en silencio a la luz de unas velas que teníamos repartidas por la clase. Din estaba sentada en el suelo a un par de metros de mí, con una manta sobre los hombres, que aunque era verano, por la noche no era para estar en manga corta, o tirantes, mejor dicho. Yo me quedaba embobado mirándola y de vez en cuando ella se daba cuenta, nuestras miradas se cruzaban y mirábamos para otro lado ruborizados.
A pesar de lo que estaba pensando, las cosas ya no me parecían tan malas.

domingo, 14 de abril de 2013

Capítulo 15 - Planes

Poco a poco y a cuestas la situación se fue calmando, los llantos y gritos habían cesado y el desayuno fue colmando el tiempo de todos los presentes.
Me quedé mirando por la ventana un buen rato mientras pensaba en todo esto.
¿Cuánto duraría? ¿Por qué ha pasado justamente aquí? ¿Estarán bien mis padres?
La verdad es que no me había dignado en intentar contactar con mi familia hasta ahora. Supongo que no encontré el momento, o lo evité, por que sabiendo lo que les pasó a los familiares de mis amigos...
Todavía llevaba mi móvil encima. Me metí la mano en el bolsillo derecho y lo saqué. No tenía batería, como esperaba, y no tenía un cargador. No he tenido la oportunidad de pasar por casa a por él, ni a por nada, aunque Eddie sí, además usa el mismo modelo de móvil que yo, tal vez él si lo cogiera.

-Oye Eddie - Me acerqué a él con cautela, por si seguía enfadado.

-Ehm, dime... - Contestó con un suspiro, más que de enfado, de cansancio, y no físico, si no más bien emocional.

-Me gustaría llamar a mi familia pero no tengo batería... ¿Tu tienes cargador?

-Ni lo intentes, no hay cobertura...

-¡¿Cómo?! ¡¿Y por qué no lo has dicho antes?!

-Pues no se la verdad, no me apreció relevante...

-Sí no hay cobertura en el pueblo es por que esto que está pasando va más allá del pueblo y de las cercanías, ¿Entiendes?

-Tienes razón, no lo había pensado. - La expresión de Eddie cambió por completo, estaba tanto extrañado como interesado en saber qué pasaba. - También puede ser que nos hayan incomunicado.

-¿Que nos hayan incomunicado?

-Sí... Que no quieran que nos comuniquemos con el exterior. - No se si eso era cierto o no, pero desde luego que podía tener un sentido. Tal vez el gobierno, o alguien, supiera de esto, estuviera preparado todo y no quisieran ''cabos sueltos''. Era una idea un tanto disparatada, pero bueno, dadas las circunstancias ¿qué no podía ser cierto?
Eddie y yo nos miramos y nos comprendimos sin decir palabra alguna. Él también estaba barajando las mismas posibilidades que yo.

-¿Crees que debemos decírselo al resto? - Me preguntó Eddie.

-Mmm, sí, supongo que sí, pero ahora no es el momento. - Las cosas ya estaban bastante mal como para dar 'alegrías'

-Está bien. Oye, ¿has pensado qué hacer? Quiero decir... ¿qué hacemos ahora? - Ciertamente deberíamos de estar pensando todos en ello, pero creo que no era el caso.

-Si te digo la verdad... - De pronto se me vino una idea a la cabeza. Mi tío tenía una pequeña nave de su empresa de construcción, allí guardaba todos los materiales, herramientas... Sería una buena idea ir allí a por cosas que nos pudieran ser útiles. - La nave de mi tío, podemos ir allí.

-¿A qué exactamente?

-Pues... No se, seguro que podemos coger cosas que nos sean útiles.

-¿Tu tío tiene armas allí?

-No, pero creo que podríamos conseguir algo parecido... -Allí teníamos varías herramientas que nos podrían servir para acabar con los zombis si nos vemos en apuros, pero especialmente tenía una idea en mente: Conseguir las pistolas de clavos. De por sí es una idea estúpida por que necesitas tener un compresor enchufado para enviar aire a presión y que funcione, cosa poco útil, estática y sobretodo ruidosa, pero si consiguiéramos acoplarles unas bombonas de aire comprimido la cosa cambiaría: serían menos ruidosas que una pistola, mucha más munición, ya que cada cartucho de clavos contiene muchos, y hay muchas cajas de ellos y de distintas medidas. Probablemente sería más incómodo y pesado que un una pistola, vale, pero es lo mejor que tenemos.
Sin contarle a Eddie lo que tenía en mente me dí la vuelta y llamé la atención de todos.

-¡Eh! Escuchadme, hemos tenido una idea. Podemos ir a una nave que tiene mi tío a por cosas que nos puedan hacer falta, no está muy lejos de aquí.-Al principio se quedaron un poco extrañados, pero luego hicieron gestos de ''Bueno, no se si es una buena idea, pero mala tampoco parece...''

-¿Y cómo piensas ir? - Preguntó Charlie.

-Bueno, la verdad es que solo tendríamos que cruzar una calle, el resto podemos ir pasando por los recintos, jardines y campos que hay hasta allí.

-Igualmente me parece muy arriesgado.

-Sí, tal vez, pero tampoco creo que sea lo correcto quedarnos aquí sentados, ¿no? - contestó Din.

-Cierto, además, no hace falta que vayamos todos. Con que fuéramos Álvaro y yo bastaría, somos los más rápidos.

-¿Y para volver? - preguntó Álvaro, que parecía poco contento con la idea de ser él el que viniera conmigo.

-Pues... tenemos Walkies, de larga distancia, podemos comunicarnos de sobra desde allí. Cuando tengamos todo listo os lo diremos, y...

-Pasamos a buscaros con el coche. - dijo Eddie detrás mía.

-Exacto. Esa será la parte más peligrosa de todas...

-Bueno, para eso debemos de estar muy coordinados. - Eddie salió al centró y comenzó a hablar. Se dio cuenta de la inseguridad de todos y me apoyó no dejándolos dudar. Su hermano era militar, y él también quería serlo, así que era seguro fiarse de él si propone algo así.- No podemos perder tiempo ni al salir ni al entrar, eso es fundamental, podrían colarse dentro del recinto del colegio. Por lo tanto, tendréis que encargaros de abrir y cerrar rápidamente las puertas cuando vayamos a salir. Andrea... tú y Din os encargaréis de ello, Charlie vendrá conmigo.

-¿Quién ha dicho que yo quiera hacer eso? Yo quiero ir con ellos. - Dijo Din enfadada.

-Tu harás eso por que es lo que necesitamos que hagas. - Se impuso Eddie.

-Vete a la mierda. - Escupió Din mientras se cruzaba de brazos.

-Eh, eh, tranquilos. Din, él tiene razón, necesitamos que hagas eso, es tan importante como lo que hagamos cualquiera de nosotros.- Intenté calmarla, aunque de poco valdría.

-Bueno, espero que os haya quedado claro. En media hora os quiero a todos listos. - Se dio la vuelta y me lanzó una mirada de complicidad.
Cada uno siguió a lo suyo sin rechistar, Eddie imponía, la verdad, y eso venía bien a veces.
Me acerqué a Álvaro para contarle el plan.

-Está bien, bueno, siento no haberte preguntado pero...

-Sí, entiendo, no hace falta que te disculpes. - No estaba enfadado, pero si que se le notaba triste.

-Bien, pues el plan es el siguiente: Cruzaremos por el patio del colegio hasta la casa que hay enfrente, allí saltaremos a su patio, luego al siguiente, y así hasta llegar a la carretera del parque, esta es la parte de mayor riesgo ya que puede haber zombis por allí, pero será breve, así que cruzaremos corriendo hasta el parque, subiremos al muro e iremos por él hasta la parcela que hay al lado. Desde allí haremos lo mismo que desde aquí, ir saltando por los patios de las casas hasta llegar a la nave.

-En las casas también puede haber... pútridos, ¿lo sabes no? - Sí, era verdad, pero había omitido esa parte para hacerlo parecer más fácil, cuando realmente no lo era para nada. Había que esperar tener suerte.

-Sí. - Nos miramos y enseguida nos pusimos a preparar lo que íbamos a necesitar, que se reducía a llevar el Walkie y algo afilado por si las moscas, pero nada que nos entorpeciera, no, esto era una misión de sigilo y velocidad, no podíamos llevar cosas grandes.
Cogí un cuchillo de tamaño medio, lo sujeté en mi cinturón e hice una señal a Álvaro.
Nos despedimos de todos y salimos del colegio.

sábado, 16 de marzo de 2013

Capítulo 14 - Tres de azúcar en el café

K.O. Era lo que mejor definía cómo nos sentíamos todos a la mañana siguiente.
Realmente no era físico el agotamiento, si no también mental, todo esto nos superaba.
Incluso aunque me hubiera imaginado alguna vez algo así, nunca habría estado cerca de esto.
Sabíamos que nada iba a volver a ser cómo antes, y mucho menos nosotros mismos.

Tan pronto como me levanté me acerqué al comedor del colegio y preparé un par de cafés. Solo dos.
En aquél sitio parecía que el tiempo se había parado, no tenía nada que ver con lo que había fuera... todo era tan normal, tan natural, tan real...

Quería terminar de hacer muchas cosas, cumplir muchos deseos y sueños, pero todo eso se fue.
Un día de tu vida te das cuenta de cómo las cosas pueden cambiar sin ni si quiera preveerlo.
Incluso después de todo, quería seguir haciendo todo lo que quería hacer. No iba abandonarme a mi mismo.
Es cierto que a veces no vemos las cosas como realmente son, y nos dejamos guiar por el miedo.
Repetimos nuestros mismos pasos, para equivocarnos otra vez, aunque creemos hacer bien.
Otras veces no nos damos cuenta de que simplemente hay que saber ver las cosas desde otra perspectiva para encontrarles el significado, a pesar de que nos cueste verlo y entenderlo.

Sin darme cuenta había estado casi media hora allí contemplando todo aquello y reflexionando mientras el café seguía sin dueño. Justo cuando iba a subir a llevarle el café a Din apareció Andrea en la cafetería.

-Vaya, ¿ya estáis todos despiertos?-le pregunté.

-Bueno, si se puede decir que estuviéramos durmiendo...- Evidentemente nadie había descansado esta noche, y menos aún cuando a las 6 de la mañana te despiertan con gritos.-¿Tu que tal has dormido?

-Poco y mal la verdad, pero bueno, no hay nada que no arregle un buen café, ¿quieres?-le tendí la taza que iba a ser para Din y ella aceptó gustosamente. Bueno, no tenía ningún compromiso así que podía darle esa taza de café a quien quisiera.

-Muchas gracias.-me dijo sonriendo tímidamente detrás de la taza antes de dar el primer sorbo.

-Oh, se me olvidaba, no lleva azúcar.-Claro, por que habíamos sido tan imbéciles de no coger azúcar del supermercado.

-Ja,ja,ja, no importa.

-¿Segura? Siempre puedo pasarme un momento a 'comprar' un poco al super...-Los dos echamos a reír durante unos segundos, más no se podía pedir. En aquellos momentos cualquier signo de felicidad era algo muy grande, y antes es algo que no apreciamos. - No en serio, seguro que hay por aquí, pero como estoy medio empanado pues no se me ha ocurrido buscar. Si a mi sin azúcar no me gusta.- Me metí de nuevo en la cocina a buscar azúcar. En una de las estanterías encontré un bote lleno de sobres de azúcar típicos de bar.- Bien, aquí tenemos azúcar para bastantes cafés. Toma.

-Gracias. Tres de azúcar en el café...

-...la vida ya es bastante amarga.- Platero y Tú, esta chica era de las mías.

-Ja,ja,ja, me encanta...

-Sí...-Ambos nos quedamos tomándonos el café tranquilamente en una de las mesas del comedor mientras hablábamos de nuestras cosas. Yo conocía a Andrea de años atrás, pero nunca habíamos tenido una relación muy estrecha que digamos y me arrepiento la verdad, por que era una chica muy maja y además con unos gustos iguales a los míos.


Ya era casi la 1 de la tarde cuando nos decidimos a volver arriba con una bandeja con leche, café y azúcar para que desayunasen todos, idea de Andrea, para que mentir.
Cuando estábamos a tres puertas de donde estaban los demás comenzamos a oír gritos y alboroto. Intenté dejar la bandeja en el suelo sin derramar nada y salimos corriendo a ver que pasaba.
Era Jenny, la amiga de Andrea, se estaba transformando y decían que no la habían mordido.

-¡Malditas zorras! ¡Sabía que no las teníamos que haber recogido! - Dijo Eddie violentamente en cuanto vio a Andrea entrar por la puerta. ¡Mira! ¡¿No decíais que no la habían mordido?! ¡Mentirosas!- Andrea no tenía la culpa y se debatía entre la vergüenza y miedo de que Eddie la gritara y acusara, y ver a su amiga muriéndose.

-Yo.. y-yo...-intentó decir algo pero solo conseguía balbucear entre sollozos.

-¡Es vuestra culpa!

-¡Eddie! ¡Tranquilo! ¡Ella no tiene la culpa de nada!-intenté calmarle pero estaba hecho una furia.
Mientras tanto Charlie y Din observaban en una esquina aquel drama, sin culpar a las chicas pero sin dejar de hacerlo. Álvaro estaba agarrando a Jenny, llorando, diciéndola que no se fuera. Álvaro y Jenny si que habían tenido más relación y siempre hubo algo entre ellos, ahora solo hay muerte.

-¡Álvaro joder apártate de ella!- le dije mientras buscaba el revólver de X, juraría que lo llevaba encima por la noche. Andrea gritaba, no quería que le hiciéramos nada a su amiga. Charlie se le acercó y la intentó sujetar. Eddie apartó a tirones a Álvaro de Jenny mientras este apenas oponía resistencia por que sabía lo que pasaba. De repente sonó un ensordecedor y seco disparo, después todo quedó en silencio. Los sesos de Jenny manchaban el suelo y la pared de la habitación. Había sido Din. debió de coger el revolver mientras dormía y eso no me hizo mucha gracia.
Volvieron a oírse llantos y gritos pero todo eso ahora quedaba en un segundo plano. Mi mirada estaba fija en la de Din y lo que veía reflejado no me gustaba. Tan fría como para haberle volado la cabeza a esa chica y no inmutarse.
Estaba enfadado con ella por haberme robado el revólver, sí, pero más que eso estaba decepcionado. Y si podía confiar en ella, ahora desde luego que no.