martes, 23 de noviembre de 2010

Capítulo 5- Conductos de ventilación

Mierda, se iban a ir, sin mí. Tenía que pensar rápido...¿Qué hago? Sin darle muchas más vueltas agarre un hacha con la mano izquierda, y junto con la espada, empecé a abrirme paso entre los gules mientras iban saltando cachos de piel y vísceras por todos lados.
Cuando pude hacerme un hueco en los restos de lo que era el escaparate, salté por encima de los restos de zombis para poder avanzar. De repente miré hacia donde debería estar el coche.
Mierda, se habían ido... bueno, estaban en ello, aún podía verlo. Había muchos gules acercándose en pelotones, o salía de aquí cagando leches o me devoraban. Divisé un callejón a escasos metros y me adentré en él. Justo cuando estaba entrando vi a una persona que salía por el final del callejón... bueno, sinceramente, no sabía si persona o gul, pero me pareció ver que era un chico todavía humano, de más o menos mi edad que salía corriendo de allí.
Ahora mismo estaba solo, así que, decidí que lo mejor que podía hacer era seguir a ese chaval, ya que, en estos momentos, es mejor estar con más gente para poder ayudarse mutuamente.

-¡Eh!- le grité. Juraría que me había podido oír perfectamente, pero por lo visto no me escuchó.
Eché a correr tras de él para alcanzarle. Cuando llegué al final del callejón aparecieron enfrente dos gules. No tenía mucho tiempo, así que, decidí esquivarlos rápidamente.
Mierda, no estaba, no podía verle, a pesar de estar en una calle larga y sin apenas calles por las que desviarse.
Quizás se haya ido por el callejón más cercano que había, a la izquierda, ya que no creo que corriera tanto como para haberse metido en alguno otro sin yo verle a tiempo de ello. Corrí hacia el callejón y llegué justo a tiempo a divisarle como giraba hacia la derecha.

-¿Eh? Por ahí se va hacia... el supermercado... ¡Por la parte de atrás!- Ahora comprendía a donde iba: se dirigía al supermercado, a entrar por la parte trasera, probablemente para coger comida o algo que necesite, dentro de las circunstancias, dudo mucho que vaya a por papel higiénico... dudo...

Seguí corriendo hasta llegar casi a la entrada trasera del supermercado.

-¡Eh!¡Tú!- El chaval que se colaba por una de las rendijas de ventilación se dio la vuelta y me miró.

-¡¿Un gul que habla?!- dijo el chaval con cara de loco psicópata.

-¿Eeh? ¡No, no!

-...- se quedó pensativo mirándome.

-Tranq

-Vale, no eres un zombi- dijo finalmente.- menos mal, por que te pensaba arrancar la cabeza a patadas.

-... Yo...yo.. encantado de conocerte también... supongo...-No es que tuviera cara de loco, es que, ¡ESTABA LOCO!

-Bueno, ¿que quieres?¿no serás un testigo de Jehová de los huevos?¿O un puto vendedor de cerillas?

-Eh...no.- Eso digo yo... ¿para que le seguí?- Em, pues... que... a ver, dadas las circunstancias, em, yo creo, que es mejor ir acompañado...

-Vale, pero mariconadas las justas, andando.-Dijo mientras se metía de nuevo en el conducto.

Miré alrededor para ver si venían gules, y tras comprobar que todo estaba en clama, me metí con él. Anduvimos por los conductos poco rato, en la segunda salida posible bajamos. Yo todavía llevaba una linterna, la espada, y el hacha, que se la dejé a él, por lo tanto estábamos bien previstos para entrar.

-Bajemos por aquí.-le dije iluminando el interior con la linterna.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Capítulo 3A - Huida

No paran de llegar.

- Joder, joder, joder, joder... esto no entraba en mis planes...- Se me está desgastando el bate de tanto cráneo roto, justo cuando atizo al gul que tengo mas cerca se parte. - Putos chismes del puto mercadillo, de esta puta ciudad, de este puto...
Un estruendo hace que gire el cuello a tal velocidad que me hago daño.- ¿Pero qué coño...? - No se qué es ni me interesa, solo sé que se acaba de estampar contra una furgoneta, lo clasifico directamente como... joder, no tengo palabras. Es una especie de gul normal pero el doble de grande y el triple de tocho... eso es...

- ¡Tochoooooo! - Aúllo a la vez que salgo corriendo hacia su posición, cualquiera que me viese pensaría que voy a morderle una oreja. Cuando estoy a unos escasos dos metros, me doy cuenta de la realidad, y doy media vuelta agitando los brazos.- ¡Me cago en su padre!- Nunca había corrido tanto, parezco una nena asustada, entro de golpe en el portal y cierro, no aguantará mucho.
Empiezo a subir escaleras arriba mientras oigo a los zombis mascullar a la vez que aporrean la puerta. Llego al 1º y veo una puerta abierta, la casa del viejo Bill, un exiliado americano que fue acogido clandestinamente en España durante la 4º guerra mundial, espera, ¿Era la 4º o la 5º? Buah, da igual. Cuando acabo de hablar conmigo mismo me doy la vuelta, los gules ya han entrado, están subiendo, y creo que el tocho también, aunque dudo que quepa por el portal. Cierro la puerta de golpe.

- Oh Bill, tu pasado inseguro, que te llevó a las puertas y ventanas blindadas van a salvarme la vida... creo. La duda se disipa cuando, aun apoyado en la puerta, mi espalda vibra a ritmo de Heavy Metal. - Cinco minutos como mucho... - Es lo máximo que llego a deducir y me escabullo por el pasillo principal. Un grito ahogado me recorre la garganta. - Dios... - Estoy frente al salón, las paredes están llenas de todo tipo de armas, exhibidas como trofeos y Bill... está tirado en el suelo. Su sangre salpica la pared y el nuevo agujero para respirar que se ha hecho en la cabeza deja claro que él ha sido más inteligente que yo.
Quizás... quizás debería hacer lo mismo... Sería lo más fácil, ¿No?... - Lo más rápido - Me agacho a su lado y le quito la pistola de las manos.

- Lo siento, pero aquí se acaba todo... - Me apunto a la cabeza, voy a apretar el gatillo, pero... - El móvil me empieza a sonar, decido mirar la pantalla, sea quien sea, voy a contestar, será la última voz que escuche antes de morir... - Mike Llamando - ¡No puede ser! - Le doy al botón de contestar, el mundo se para, el tiempo fluye despacio. Me pego el altavoz a la oreja en busca de su voz... - Mike, ¡Mike!

Algo me empuja por detrás y me atrapa contra la pared. Giro bruscamente y le doy un codazo en la garganta a un gul, ya han entrado, no se como reaccionar, mi instinto me guía, no suelto el arma, me dirijo rápidamente hacia una ventana, la abro y... salto.
La caída ha sido demoledora, ni el propio Johnny Knoxville lo habría hecho mejor. Intenté aterrizar con las piernas, y lo hice, en principio, en un contenedor de basura, lo que me hizo girar y... caer de cabeza. Creo que tengo una brecha bastante grande en la frente, la sangre me esta manchando las gafas. Ha sido lo peor que me ha pasado hoy, al menos físicamente, pero no puedo pararme a protestar, miro arriba, son tan tontos que no saben ni salir por una ventana, tampoco se lo recomiendo.
Me pongo de pie, me sacudo y me doy prisa en perderlos de vista. Ahora estoy desprotegido, no tengo ningún tipo de arma, solo esta pistola cargada, que no me sirve para mucho. Me cabreo tanto con migo mismo por ese comentario que empiezo a creer que a parte de loco, me estoy volviendo gilipollas.

No sé a donde ir, supongo que acabaré en el supermercado, puede que quede algo después de los saqueos. Estoy a tres manzanas, me escabullo por todos los callejones posibles, es mejor evitar las calles principales. Pese a estar armado, los pocos gules con los que me encuentro acaban desplomados de un empujón, o si me topo con alguno aislado, me entretengo en darle unas buenas hostias antes de tirarlo.

Es mejor no disparar, se hace ruido y se atrae a más zombis, además, solo tengo un cargador, al que ya le falta una bala, y es mejor no desperdiciar munición.
Me estoy empezando a marear, demasiada sangre fuera, tengo que curarme esta herida o lo pagaré caro. Me rajo la camiseta y uso un trozo como bandana, me lo aprieto bien a la cabeza.

-Igualito que Rambo-. Si, seguro... -Mierda...- Me asomo por una esquina para ver la entrada, hay cuatro o cinco gules como mucho, pero seguro que dentro hay más, y cualquier ruido los atraerá. - Joder, ¿qué coño hago ahora?-.

martes, 14 de septiembre de 2010

Capítulo 2A- Locura

Las pupilas se me dilataron y se me secó la boca, todos los músculos se me tensaron y sentí un escalofrío por la espalda. No podía controlarme, sentía un odio inmensurable hacia ese ser que se arrastraba hacia mi, todo pasó muy deprisa, ni siquiera me di cuenta, es como si estuviese dormido y despertase de golpe. - Abre los ojos- Me dije a mi mismo. Estaba apoyado en la barandilla, mirando hacia abajo, hacia... hacia el cuerpo sin vida de un hombre, un hombre al que apenas conocía y al que acababa de asesinar. No, espera, no seas tonto, el te atacó primero, recuerda, recuerda sus ojos, su cara inexpresiva. No había sido tu culpa, estaba...enfermo. Aparté la mirada del fondo de las escaleras y me senté, intenté relajarme, empecé a balancearme, quise olvidarme de todo, pero no pude, volví a mirar, el charco que lo rodeaba era cada vez más grande y oscuro. Muy dentro de mi, sentí satisfacción, orgullo, y eso era algo que no me gustaba. -¿Realmente había disfrutado?- Decidí dejarlo como estaba, era un asesino; entraría en casa, recogería mis cosas, me despediría, y desaparecería. Me levanté, recogí las llaves del suelo e intenté abrir la puerta, no podía, temblaba tanto que era incapaz de coordinar mis movimientos. De repente se abrió. Era Mike, me miraba extrañado.
- Tío, ¿Qué te pasa? Estás paliducho- Llevaba un venda en la mano.
-¿Qué te ha pasado?- Pregunté, señalando el vendaje.
-Oh, nada, me he cortado cocinando-
Me puse histérico, de nuevo, no podía controlarme.
- No Mike, joder, tú no... !Tú también no!
- ¿Qué dices, qué te pasa? - Estaba muy asustado, lo sabía.
-¿Te han mordido, ¿no? Qué pasa, ¿! Que no me lo quieres decir!?
- ¿Qué dices tío, qué pasa? Estate quieto ¿eh?
- No, si espero te convertirás en uno de ellos, no quiero que te pase eso, compréndelo, lo hago por tu bien...
-No...Alex ¿¡Qué haces!? ¡No!..
Otra vez lo mismo, es como despertar de una pesadilla, una ráfaga blanca me nubla la vista y vuelvo al recobrar el sentido. Y ahí esta, mi mejor amigo, me recuerda a esas noches de fiesta, cuando nos quedábamos dormidos en medio del salón, dormidos... parece que está dormido. Recojo del suelo el bate con el que le he abierto la cabeza, voy a la cocina y lo limpio con un trapo. - Ten cuidado- me digo a mi mismo - Es muy contagioso - Cojo una mochila y la lleno con todo lo que había en la nevera, le digo a lo que queda de Mike que no me espere para cenar, que siento no poder probar las patatas. Abro la puerta y salgo. Cuando me quiero dar cuenta de lo que he hecho ya estoy llorando, pero tengo que superarlo.


-Vamos Alex, tienes que ser fuerte, hazlo por ti, por Mike, sabías que este día llegaría y por suerte te has dado cuenta a tiempo- Bajo las escaleras hasta el 3º, sobreviviré, claro que sí, pero hay que asegurarse, seguramente la mayoría del edificio esté contagiado, y los que no, sucumbirán ante sus familiares, bueno, los que fueron sus familiares.
Solo una “persona” se me viene a la cabeza en ese momento.
-Prepárate Sara, voy a por ti, no me voy a quedar con las ganas.-
Abro la puesta principal de una patada y me dirijo hacia el dormitorio. No oigo ruidos, debe de haberse calmado.
- ¡Toc, Toc! ¿! Hay alguien en casa?! ¡Vengo a por azúcar!- Grito a la vez que aporreo la puerta. Nada más oírme está ahí de nuevo, intentando salir, pero no le voy a dar el gusto, porque voy a entrar yo primero. Abro la puerta empujándola al suelo, no dejo que se levante, será rápido, en pocos segundos su cabeza no será más que una papilla esparcida por el suelo. Y allá va, el jugador se dispone a batear, lanza la bola y... ¡De lleno! ¡La pelota se pierde fuera del campo! Estoy loco, lo admito, pero esto me gusta, es algo que me llena, pero tiene sus riesgos, un solo despiste y adiós, Game Over.
Antes de salir repaso mentalmente una lista de lo indispensable, se me enciende una bombilla sobre la cabeza, no es broma, la veo de verdad, está ahí arriba, reluciente, esperando a que alguien se dé cuenta.
-Tapones para los oídos- Digo de repente y la bombilla se apaga y desaparece. Necesito tapones, o no podré dormir por la noche, esos cabrones hacen ruido y acabarían volviéndome loco. -¿Más todavía?, Jajajaj- Me río al darme cuenta de lo que he pensado, de todas formas voy al baño a ver si hay. Pastillas y más pastillas, un test de embarazo y... ¿Anabolizantes? Me acerco al dormitorio a ver como está Sara - ¿De verdad los necesitabas? ¡Acabarías perdiendo la cabeza!- Vuelvo a reírme, no paro, soy el mejor. Miro en la repisa de arriba y hay más botes de anabolizantes, menuda jonky.
Después de pensarlo varias veces decido coger los botes, quién sabe, podría necesitarlos.
- Menos mal que el doping ya no le importa a nadie-
Abro un bote y me meto tres pastis en la boca, me las trago y decido que ya es hora de irse.
Bajo las escaleras cantando - ¡Los zom-zom-zombis perdéis la cabe-eza, porque yo os la arranco-o-ooo!, ¡Y yo la pierdo por que-e-ee me estoy volviendo
loco-o-oo!- Ojalá se me cruce otro de esos cabrones, me he quedado con ganas de más. Llego a abajo y miro asombrado el cuerpo del cabrón del casero. Joder, todavía esta vivo, bueno, esta muerto, pero no muerto del todo, esta muerto y vivo a la vez, esta... esta zombi.
Por lo visto no se destrozó la cabeza al caer, y parece que todavía insiste en querer devorarme, porque me está mirando fijamente y mueve la boca como el puto come cocos. Se ha destrozado las piernas y los brazos, no se puede mover.
Joder, me he empapado las zapas de sangre. -Me costaron 60€ ¿sabes?- Como no se ríe, decido hacerle un favor y rematarlo, pero cuando estoy apunto de reventarle la calva me doy cuenta de que mi móvil está al lado. Justo cuando lo hago me sale un signo de exclamación de la cabeza.
- ¿!Qué coño es esto, una serie manga?! - Estoy arto de ver estas cosas, primero la bombilla ahora esto... Es el Apocalipsis Z, y esto no son más que pequeñas derivaciones de locura, al menos estoy lo bastante cuerdo como para asimilarlo.
El móvil empieza a vibrar y la exclamación de mi cabeza se dobla y se convierte en un signo de interrogación.
Lo recojo y miro la pantalla: “Mamá, llamando” - Le cuelgo, la familia se acabó, si me dejo llevar acabaré peor, es más, como a alguno de mis “familiares” se les ocurra cruzarse en mi camino, sin contemplaciones.
Bueno, ya está bien, vete de una vez.
- Adiós carambola - Le digo al casero, dándole unas palmaditas en la calva.
- Ahí te quedas -
Abro la puerta del portal y sonrío. La calle está infestada de Gules, solo unos pocos se percatan de mi presencia, al parecer todos se dirigen hacia el supermercado, algún idiota habrá hecho ruido allí y los ha atraído. Ya es de noche, pero eso no me asusta, me anima.
Empiezo a hablarle al Gul que tengo más cerca. -¿Qué pasa, quieres comerme? ¿Es eso? Pues las llevas claras - Le hundo el bate en la cara. Este nuevo mundo me gusta, aquí mando yo

domingo, 12 de septiembre de 2010

Capítulo 4 - 100 metros bilis

-Debemos recogerlas-le dije a Álvaro.
-Está bien...
-Pero pueden estar infectadas-dijo Eddie.
-Bueno, ya veremos que hacer con ellas después...
-Dios...
Álvaro fue en su dirección y paró enfrente de ellas, que se quedaron un poco flipando sin saber que hacer. Abrí la ventanilla y les dije:
-¡Subid, deprisa!
Las chicas sin pensárselo dos veces abrieron la puerta de atrás y se metieron junto con Eddie y Charlie.
-¡Gracias!-dijo una casi sin aire.
-¿No os habrán mordido ni nada por el estilo?
-No, n-no, nosotras íbamos...-la chica no podía casi ni hablar, estaba aterrorizada.
-Tranquila, tranquila, descansa, estás a salvo...-la dije acariciándola el pelo.
-¿Ahora qué?-preguntó Álvaro.
-Tenemos que ir al supermercado, ahí cogeremos todo lo que podamos necesitar...
-¿Y luego?
-Deberíamos instalar una base, un sitio seguro dónde poder descansar y organizarnos.
-La antigua escuela.-sugirió Charlie
-Sí, sí, perfecto.
Álvaro puso rumbo hacia el centro comercial esquivando a algún que otro gul, y a algún que otro pisándoles la cabeza.
-Tíos, ¿sabéis quien es ese?-dijo Álvaro señalando a un zombi que deambulaba por la carretera.
-¡Hostias!¡¿Pero no es Jose, el dueño del garito del que siempre nos echaban?!-dije yo al reconocerlo.
-Efectivamente.-dijo Álvaro con una sonrisa en la cara y acelerando hacia él.
El golpe destrozó el cuerpo del zombi por la mitad, dejando todos sus órganos internos esparcidoz por el capó y por la carretera.Éstos fueron arrastrados durante un rato por el asfalto, hasta casi llegar al supermercado.
-¡Whoaa! ¡¿Habéis visto eso?!-dije bajándome del coche.-¡Joder tronco, ha sido flipante! ¡Yiihaa, 100 metros bilis, nuevos juegos alímpicos, jajaja!-grité emocionado, mientras el resto me miraban con cara extraña, pero a la vez divertidos.
-Dios, luego habrá que limpiar todo esto...es asqueroso...-dijo Eddie mirando el capó.
-Charlie, tú quédate aquí dentro con ellas, no os mováis ni hagáis ruido, no creo que se os acerquen, el olor de las tripas del zombie os cubrirá.
-Oh, debo de sentirme afortunado...¿no?-dijo él.
-Eeem, sí, sí, debes sentirme afortunado.Ahora volvemos.Vamos chicos
Los tres nos dirigimos a el escaparate más cercano, y lo reventamos con un par de pedradas.
-Vamos, con éste ruido no creo que tarden en venir.
Por suerte, en un centro comercial tan pequeño no había guarda de seguiridad, así qeu casi con completa seguridad, no habrá ningún gul dentro.
-Vamos, coged éstas linternas, y Walkies.-dijo Eddie pasándonos los objetos.
-Vale, a ver, vamos a distribuirnos.Yo iré a por cosas que nos puedan ser útiles como armas, y de defensa, tú Eddie, coge comida y demás, y tú Álvaro busca cosas útiles, como pilas, cuerdas... lo que se te ocurra. En 5 minutos aquí, el que no esté que se las apañe solo...-todos asentimos, y nos pusimos en marcha.
Yo me dirigí hacia la sección de jardinería, y cosas por el estilo, dejé mi espada en el suelo, y comencé a coger cosas como rastrillos, hachas y demás. Metí algunas cosas más en una bolsa grande que cogí, y me fui hacia dónde habíamos quedado.
-Bueno, ¿tenéis ya todo?
-Sí
-Sep
-Vale, pue...-mierda, ahbía olvidado mi espada en el suelo-jodeer... he olvidado la espada, e-eh, ir metiéndo esto en el coche.
-¡Imécil! ¡Sabes que no tenemos tiempo!-dijo Eddie enfurecido.
-Lo sé, si en menos de 1 minuto no estoy, no me esperéis.- tras decir ésto salí corriendo hacia dónde acavaba de estar a recoger mi espada.
Fui alumbrándo con la linterna hasta que vi unas manchas de sangre en el suelo, por dódne acavaba de estar, y antes no había.
-¿Pero que coj..?-iluminé el pasillo, y a unos 3 metros se encontraba un zombi vestido de guarda acercándose a mí.-mierda, seré...-sí, me había equivocado, y eso podía habernos costado la vida a alguno de nosotros...podía, ahora no iba a ser.
Ví que la espada se encontraba detrás de él a unos 2 metros. Rápidamente cogí un hacha que antes no me llevé y se lo clavé a el zombi en los últimos centrímetros hacia mi devora. Solté el hacha, salté por encima del zombi, cogí mi espada y me dirigí hacia el ventanal roto.
En el ventanal ya empezaba a verse como se acercaban zombis, y cada vez estában más cerca. Álvaro arrancó el coche. ¿Ahora qué?
-Pero que

viernes, 10 de septiembre de 2010

Capítulo 1A- Contacto

Cuando recobré el sentido por primera vez, estaba entre una multitud, tirado en el suelo.
Recuerdo que un chico que llevaba una camiseta roja me pisó y calló a mi lado, después de eso, nada hasta ahora, estoy en casa, me acabo de despertar con un dolor de cabeza de dos pares y con una sola zapatilla.
Creo que estoy solo, me intento levantar del sofá cuando...
-¡Guluguluguluguluguluguluguluuuuu!- Mike, mi compañero de piso aparece gritando por la puerta. Son cosas que suele hacer, bueno, que solemos hacer, estamos un poco locos...
- ¿Donde has estado? - Le pregunto, con tono inocente.
- He ido a pedirle azúcar a la vecina y luego...
- ¿A que vecina? - Le interrumpo
- Pues... a nuestra queridísima vecina buenorra del 3º- Los dos nos reímos - Joder, menos mal que es tan tonta que ni se pregunta por que bajamos desde el 5º para pedirle azúcar... ¿Te ha dejado entrar?
- Bueno, me ha dicho que se encontraba mal, hemos hablado un rato y se ha olvidado del azúcar
- En fin, otra vez será, ¿Algún plan para hoy?
- Pues... si y no.
- ¿Cómo que si y no?
- En principio, como sabes, íbamos a ir a la piscina con unas “amigas”, pero... tienes hora en el medico - Me lo ha dicho tan rápido que apenas me he enterado.
- Si, tus amiguitas del polideportivo, jajaja... espera, ¿hora en el médico? ¿Has pedido cita?
- Si, no quise decirte nada para no preocuparte, pero ayer, te diste un guarrazo muy feo en el concierto, y encima un subnormal te pisó la cabeza.
- Joder, ya decía yo... oyes, ¿Sabes donde está mi otra zapatilla?
- Pero si tienes las dos puestas...
- Mmmm... Juraría que me faltaba una
- Estas peor de lo que pensaba, por lo visto el pobre chaval te pisó la cabeza demasiado fuerte jajaja
- Cojo lo primero que tengo a mano y se lo tiro
- Eh, eh, tranquilito, que te quito la tontería de un guantazo - Me dice bromeando
- ¿Tú? Mira chaval, si pongo yo la mesa todos los días es porque tengo miedo de que se te escape el mantel y te aplaste jajaja
- Bueno, que ya son las 9, dúchate si quieres y bájate al súper a comprar patatas, ¡que no quedan!

- Bueno vale, pero los platos los friegas tú. - Me levanté del sofá como pude y me estiré. Cuando me metí en la ducha me entró el sueño otra vez y casi me caigo. Me sequé y vestí, me bebí una coca-cola y le dije a Mike que me iba.
-¿Las 9:30? -Pensé para mis adentros- Juraría haber estado más de una hora en la ducha - Cerré la puerta con cuidado para que el vecino de enfrente, que casualmente era el casero, no supiese que estábamos vivos. Cuando estaba por el 3º me pareció escuchar llorar a Sara, la del azúcar. Ya abajo, justo al salir del portal, casi me atropella un chaval que iba en bici, me cabreó bastante, pero no le dije nada. Como siempre, fui contando los pasos que daba hasta el súper, manías. Izquierda, derecha, todo recto y a por las patatas, marcha atrás y a pagar.
- Será cabrón, ¿No tienes suficiente con intentar atropellarme? - Murmuré, pues el chico de la bici estaba delante y parecía llevar suficientes cosas como para tenerme media hora esperando. Cuando conseguí pagar me fui pitando para casa, seguro que Mike estaría de mal humor.
- He tardado demasiado - Es como si fuésemos un matrimonio, cosa que hace uno le jode al otro.
Subo corriendo las escaleras y cuando llego al 5º, sorpresa, sorpresa, el cabrón del casero me esta esperando, he debido de hacer mucho ruido.
-Esta mañana me habéis despertado con la ducha.
-¿Y?- Le contesto, mientras intento respirar con normalidad.
-Que si volvéis a hacer ruido os la cargáis, ¿Entendido? Un solo ruido, una sola nota de esa música endemoniada vuestra y os echo. - Cada vez que pronuncia la S me llena la cara de babas
-Entendido- Nada más se da la vuelta abro la puesta.
- Chu...pamela...- Le suelto mientras intento disimular que lo que he hecho ha sido toser y cierro la puerta.
-¡El muy cabrón! ¡Será hijo de p... arrrgggg! ¡No aguanto más, este tío se va a cagar!
-¿Qué Pasa? - Me pregunta Mike. Con el todo jaleo se le habrá pasado el hasta el cabreo.
-Pues lo de siempre, el gilipollas de enfrente. No se ha comido las patatas por poco. - Digo, mientras le doy la bolsa a Mike.
-Acuérdate de que tienes cita con el médico a las 12:30- Me dice, mientras prepara algo en la cocina y ve la tele. - Madre mía, de verdad, como esta la gente...-
-¿Qué pasa?- Me pica la curiosidad y me acerco al la cocina para ver con el la tele.
-Mira.


La locutora de las noticias decía que han matado a tres personas y después las han decapitado.
-Joder- Estaba acostumbrado a escuchar sobre asesinatos, pero, ¿Decapitaciones? ¿Aquí en España? - Tío, esas cosas las hacen en México, ¿Has visto que también los meten en cubos de ácido?
-Anda cállate que estoy haciendo la comida y se me va a quitar el hambre.
-Pero si no son ni las 11:00, ¿Qué haces cocinando a estas horas?
- Y yo que se, me apetecía.
-¿Te hace falta que baje a comprar algo más?
- No. Por cierto, ¿Te acuerdas de Marcos? El del cole, me lo he encontrado esta mañana, por lo visto se han mudado hasta aquí.
- ¿Ah, si? Joder, me llevaba genial con ese tío, haberle dicho algo de quedar para salir esta noche o cenar por ahí. - Me alegré de saberlo, fue uno de mis mejores amigos.
- Si, se lo dije, pero tiene planes, esta noche va la fiesta de unos amigos, van a hacer una hoguera, y a dar un conciertillo.
- Bueno, da igual, otro día será, total, no es el fin del mundo. - Dije haciendo una mueca. -¿Has terminado ya?
-Casi, ¿Por?
- Por saber si me necesitas antes de que me tire en el sofá - Dije, a la vez que me tiraba en plancha y me acomodaba un cogín.
-Pues...
-No jodas... ¡Que ya me he tumbado!
-Pues necesito pimienta para las patatas- Dijo a la vez que se reía.
-Pues ve tu a por ella- Bostecé
- ¿A qué te quedas sin comer?
-¿Es una amenaza?
-Si
-Pues nada, ahora vengo...
Me levanté a regañadientes y abrí la puerta despacio, antes de salir me aseguré que el casero no me estuviese esperando, no se le veía por ningún lado. Bajé las escaleras tranquilamente con las manos en los bolsillos y cuando estaba ya en la calle me di cuenta de que no llevaba dinero. Volví dentro y pensé que podía pasarme por el 3º a pedirle pimienta a nuestra querida vecina. Por alguna razón solo me acordaba de ella cuando el azúcar entraba en escena. Subiendo por el 2º escuché un grito y un golpe muy fuerte, venía del 3º. Subí corriendo los pocos escalones que me quedaban hasta llegar al rellano de Sara. La puerta estaba abierta de par en par, pero todo parecía tranquilo. Las cortinas le daban un toque terrorífico a la estancia, se balanceaban sin cesar por el viento. Entre despacio.
-¿Sara? Vengo a por pimien...- Seré tonto- ¿Estás bien?
Oí un gemido en el dormitorio, pero me pase primero por la cocina a por un cuchillo, nunca se sabe.
-¿Sara? ¿Estas sola?
Me deslicé por el pasillo hasta el dormitorio principal, sabía donde estaba, por que digamos que ya había estado allí... pidiendo azúcar.
-!Yeah, I been in debt from conception!- De repente me sonó el móvil, miré rápidamente la pantalla, era Mike, le colgué. Levante la cabeza para seguir buscando y vi una forma oscura a pocos metros de mí
-¿Sara? ¿Pasa algo? La puerta estaba abierta, he oído un grito y creía que... - No me dejó terminar la frase, se abalanzó sobre mi rápidamente, me empujó y me tiró al suelo, tenía una fuerza descomunal. Estaba encima de mí y aunque no podía verla bien, supe que la pasaba algo, algo raro.
- ¡Sara, qué haces! Quita, ¡Quita! - No estaba seguro de lo que la pasaba, así que intenté apartarla sin hacerle daño. Pude levantarme y empujarla a un lado.
- ¿!Pero que cojones!? ¿Estas loca? - De nuevo corrió hacia mí, pero salí de la habitación y cerré la puerta justo a tiempo. Ella la golpeaba y gritaba, parecía estar poseída. Yo estaba asustado, no sabía que hacer y estaba apunto de echarme a llorar. Me quedé quieto y, pese a los golpes y los gritos conseguí calmarme justo a tiempo para reaccionar y salir corriendo, tiré el cuchillo y subí las escaleras lo más rápido que pude.
-!I pay for the rest of your life! - Mi móvil volvió a sonar, lo saqué del bolsillo para contestar pero se me calló por el hueco de la escalera, pensé qué sería mejor buscarlo después, tenía que contarle a Mike lo que había pasado, me aparté de la barandilla y subí el último piso, saqué las llaves, y ahí estaba el casero, otra vez, apoyado en el marco de su puerta cabizbajo.
- Mira gordo de mierda, ya te he dicho que haremos el ruido que nos de la gana, ¿Vale? - Parecía que no me había oído así que le volví a gritar - ¡Eh!, que te estoy hablando.
Levanto la cabeza y lo vi, los mismos ojos, la misma cara pálida. Alzó los brazos en mi dirección, me quedé paralizado y se me escurrieron las llaves de entre las manos... No sabía que hacer y cada vez estaba más cerca...

martes, 10 de agosto de 2010

Capítulo 3 - Sangre bajo las ruedas

Los cuatro nos dirigimos hacia la casa del vecino propietario del coche que íbamos a coger y nos paramos enfrente de ella. Eddie se decidió a entrar el primero, así que todos le seguimos. En la casa no debería haber más de dos zombies, así que , no había que preocuparse mucho.
La puerta estaba abierta, y todo lleno de sangre, como nos habíamos acostumbrado a ver esta noche. Para darnos la bienvenida apareció Ramón, que era el dueño de la casa y el coche. No fue algo muy amistoso, Eddie arremetió contra su cabeza nada más verle.

-El tío era majo-nos aseguró Álvaro

-Sí, supongo que de no ser porque ahora mismo quería devorarnos, era un tipo majo-le respondió Charlie con un tono sarcástico.

-Sí, digamos que nos quería comer a besos-le respondí sarcásticamente.

-A ver -nos cortó el rollo Eddie- tenemos que ir de dos en dos, para buscar las llaves. Deben de estar en la habitación del tío éste…

-Che, che, che, con un poco de respeto, chaval-le interrumpí

-Eeemm, déjalo, bueno, pues eso, o también puede que estén en el salón.

-Vale, Charlie y yo vamos arriba, vosotros dos buscad por el salón, OK? –propuse.

-Vale, tomad una linterna y un walkie.

-Nos vemos aquí en 5 minutos en caso de que no las encontremos, y si alguien las encuentra, nos lo decimos por el walkie.

-OK

Charlie y yo subimos las escaleras para subir a la segunda planta en busca de la habitación. Primero entramos en la primera habitación que encontramos a la derecha.

-Ésta parece ser la habitación de los invitados, no creo que sea.

Seguimos por el pasillo y nos adentramos en una habitación más grande.

-Parece ser ésta voy a buscar por la mesilla, tu busca en otro sitio.

-Vale - contestó Charlie.

Me acerqué a la mesilla y justo cuando iba a abrir el primer cajón sonó el walkie.

-Bu! Que, ¿habéis encontrado algo?

-¡La madre…! , no me asustes así. No, estamos buscando, ya te diré.

-Vale, nosotros tampoco, adiós.

Nada más abrir el cajón aparecieron las llaves, ahí estaban.

-¡Hey Charlie, las tengo!

-Ok, vámonos de aquí ya.

De repente vi como detrás de Charlie aparecía alguien. Era la mujer de Ramón, y no parecía tan maja como él.

-¡Charlie cuidado! ¡Detrás de ti!

El zombie se abalanzó sobre Charlie, tirándolo sobre la cama.

-¡Aaaah!-gritaba Charlie intentado luchar por que no le devoraran el cuello.
-¡¿Qué pasa?!- se oyó a Eddie por el walkie. No tenía tiempo de contestarle, así que, opté por hacerle una lobotomía con la punta de mi espada a Dña. Carmen.
La sangre comenzó a brotar de su cabeza, ojos, boca, oidos, nariz... Charlie se la quitó de encima antes de que le cayera gota alguna en la cara.
-D-dios... tío...gracias...- dijo Charlie como pudo.
-Vámonos de aquí en cuanto antes.
Eddie y Álvaro aparecieron por la puerta asustados, y vieron como había quedado la mujer de Ramón sobre la cama.
-¿Qué a pasado?-preguntó Eddie asustado.
-Nada, que Charlie se ha echado novia- les dije bromeando.
-Imbécil... casi me muerde.
-Chicos, salgamos ya.
Todos bajamos las escaleras apresurados y nos dirigimos hacia el Jeep de Ramón.Le pasé las llaves a Álvaro, ya que conduciría él.
Charlie y Eddie se sentaron en los asientos de atrás y dejaron las mochilas a sus pies. Yo me senté en el asiento del copiloto.
Cuando Álvaro fue a arrancar vi como se acercaban a lo lejos un grupo de zombies. Cuando me fijé mejor me quedé petrificado. Eran todos nuestros amigos, los que estaban con nosotros hace media hora viendo una peli tranquilamente.
-Arranca, deprisa.
-Eso hago, ¿vale?
En esos momentos Álvaro arrancó. Los zombies, o nuestros amigos, se encontraban a menos de cinco metros. Cuando dimos la vuelta, un par de ellos golperon el coche con los brazos mientras gemían furiosos.
-Vale, ¿ahora dónde vamos?- preguntó Álvaro.
-Bajemos al pueblo y luego decidiremos que hacer.
Álvaro puso rumbo hacía el centro del pueblo. En la primera calle que pasamos ya comenzaron a salir más de nuestros amigos que acabaron besando el asfalto bajo las llantas del Jeep. Tardamos menos de dos minutos en llegar al centro y detrás nuestra se veía un rastro de sangre que había dejado las ruedas.
Allí todo parecía desierto, salvo por algún que otro muerto viviente que rondaba por ahí.
-Bueno, ¿ahora qué?
-Creo que deberíamos ir al supermercado a por más comida y a cojer lo que pueda servirnos.- cuando terminé la frase dos chicas pasaron corriendo a diez metros de dónde estábamos huyendo de tres zombies que las perseguían.
-¡Mirad, allí!-grité señalando en su dirección.
¿Qué podíamos hacer? ¿Ayudarlas y llevarlas con nosotros? ¿Deberíamos pasar, por si están contagiadas?

Capítulo 2 - Noche Sangrienta [Reeditado]

La película era muy sangrienta, como era de esperar, en la pantalla se veía como una chica corría por un bosque con niebla, mientras era perseguida por un zombie lleno de sangre, al que le faltaban cachos de carne, y que dudo que anduviera más rápido que mi abuela hacia atrás. A pesar de esto, yo no sé por qué, el zombie acaba atrapando a la chica y devorándola, mientras chillaba agonizante, -típico- pensé. Cuando acabó la primera peli algunos salieron a tomar el aire, otros comentaban:"¿Has visto como le salían las tripas al zombie ese?" o cosas por el estilo, mientras Eddie preparaba la próxima peli. Cuando todos volvimos dentro, Eddie pulsó el play, y comenzó la peli. No pasaron ni 5 minutos, y tuvimos el primer susto, aunque no fue precisamente por parte de la peli. David apareció por la puerta gritando para asustarnos, y con dos botellas de Whisky en la mano. David era el típico flipado del pueblo, que siempre estaba ahí para fastidiarlo todo y claramente, él no estaba invitado.

-Dijimos que nada de alcohol.-le advertí a David.

-Y a ti nadie te ha invitado.-dijo Álvaro furioso levantándose del asiento.

-Tranquilo-le susurré por lo bajo mientras le empujaba del pecho para que se volviera a sentar.

-Hey, hey, tranquilos, tranquilos, solo vengo a animar la fiesta.-intentó hacer creer.

-Anda, siéntate y no molestes.- dije volviendo la vista a la tele de nuevo.
Él asintió dejó las botellas en el suelo, con pintas de que en un momento u otro de la noche las iba a coger, y se sentó al lado de Clara, una chica de esas que es maja, guapa y a la que todo el mundo quiere llevársela a la cama, pero la verdad, no era mi tipo, era demasiado... "perfecta" para mí.


A los treinta minutos de la peli, David le dijo algo a Clara al oído, ésta se rió, y asintió.
Acto seguido los dos se levantaron y salieron por la puerta, no antes de que David alargara su brazo y cogiera una de las botellas de Whiskey que trajo. A mi en un principio me dio igual, mientras no molestara, y al resto de la gente también pareció darles igual, incluso alguno ni se enteró.
La peli estaba a punto de acabar cuando oímos gritos fuera. Todos nos apresuramos a levantarnos y a salir a fuera rápidamente.
De repente, cuando la luz de la hoguera pudo iluminarla, apareció Clara. Estaba pálida, manchada de sangre e iba llorando. No me había parecido que tuviera ninguna herida, no por lo menos ninguna que la pudiera haber llenado de toda esa sangre. Estábamos todos muy confusos.

-¡Socorro!- gritaba mientras corría hacia nosotros llorando- ¡David, David!

-Tranquila, tranquila- la dijo Marta, que era su mejor amiga-respira, respira, ¿qué pasa?

-A David le a atacado un hombre, parecía un vagabundo, no le vi bien, intentó atacarnos. ¡Id a ayudarle, rápido!-inquirió entre lágrimas.

-Ja, ja, ja, ja - Álvaro comenzó a reír a carcajadas, acompañado de unas cuantas personas más incluido yo, ya que, nos parecía que esto solo era una broma pesada, de esas que siempre anda gastando David.-Si claro, era un zombie, que ha venido a comernos el cerebro a todos, y ahora está devorándole las tripas.- dijo Álvaro con tono sarcástico levantando los brazos.

-¡Imbécil!¡Va enserio, por favor, ayudadle!- suplico Clara.

La verdad es que de todas las personas que estábamos la mitad no sabían que pensar, y ahora, yo, incluido estaba dudando. La historia era poco creíble, pero puede que no fuera exactamente como la contó: a lo mejor un viejo vagabundo borracho que pasaba por ahí le atacó, o un vecino enfurecido por el ruido que causamos. Nadie sabía lo que pensar.

-¡Deprisa!-la chica no podía más, parecía a punto de desmayarse.

Ya nadie se lo tomaba en coña, ni si quiera Álvaro, que miraba pálido y con gesto preocupado a Clara.

-Está bien chicos,-dije en voz alta- vamos todos a ver que pasa. Dentro hay linternas, coged una cada dos. Vamos-ordené a todos.

Al principio, nadie sabía si iba en serio o qué, pero en cuanto cogí un palo de la hoguera a modo de antorcha, todo el mundo tuvo claro que iba enserio.

-Álvaro, coge las navajas y cuchillos que hay dentro y sígueme.- le dije a Álvaro.
El sólo asintió, e hizo lo ordenado.

Tras decidir los grupos y las zonas de búsqueda, nos pusimos en marcha, en mi grupo íbamos: Álvaro, Eddie, Charlie y yo.
Nos dirigimos por el mismo camino por el que vino Clara. De repente, todos nos quedamos petrificados. Había un hombre agachado comiéndole las tripas a David. No sabíamos que hacer. Todo era muy confuso, demasiado irreal como para creerlo, pero, era verdad.

-¡Eh!, ¡Tú!- le gritó Charlie.

En ese momento el hombre, o zombie o lo que fuera, se dio la vuelta. Estaba lleno de sangre, le salían trozos de carne de la boca y parecía como si se le hubieran intentado comer unos perros. El zombie gruño y se levanto con intención de atacarnos. Yo intenté que no se acercara lanzando una estocada con la antorcha que llevaba hacia él. Le impactó en el estómago, pero él no hizo señas de dolor ni de querer parar.
-¡Madre mía! ¡Es un zombie de verdad!-Exclamó Eddie.

-¡Hay que matarle!- gritó horrorizado Álvaro.

-¿Qué? ¡¿Y cómo hacemos eso?!- dijo asustado Eddie.

-Hay que darle en la cabeza,- dijo Álvaro-, como en las pelis.

Todos nos quedamos en blanco y no teníamos idea acerca de los métodos, pero, no había nada mejor, así que decidí empezar a hacer algo antes de que nos saltara al cuello. Le arreé un golpe muy fuerte en la cabeza con la antorcha, éste se calló al suelo, pero no parecía estar muerto. Intentó levantarse, pero rápidamente Álvaro le lanzó uno de sus cuchillos a la cabeza, quedando incrustado en su frente. El zombie no parecía que fuera a librarse de esa, así que nos acercamos todos a ver a David.
Eddie no pudo soportar todo aquello, estaba pálido, aunque no menos que cualquiera de nosotros, y comenzó a vomitar.

-Dios mío, ¿que hacemos ahora?-dijo Charlie.

-No sé, llevémoslo para la caseta, rápido-les dije a todos.

En esos momentos llegaron Alberto, Mario, Fernando y Laura. Todos se quedaron horrorizados, sin palabras, más pálidos que el marfil.

-¡Rápido ayudadnos!- les ordenó Álvaro mientras desincrustaba el cuchillo de la cabeza del cadáver.

Cuando pudieron reaccionar nos ayudaron a levantar a David, o lo que quedaba de él, y a llevarlo hasta la caseta.

Todo el mundo se quedó de piedra sin saber qué hacer. Tendimos a David en el suelo, que aún parecía intentar respirar, a pesar de que la sangre llenaba sus pulmones.

-¡Llamad a una ambulancia!- exclamó Marta.

-Un momento, si lo que le atacó era un zombie, entonces él...-no pudo terminar la frase Álvaro.

-¡No digas estupideces!- le chilló soltando lágrimas Clara.- ¡Eso solo pasa en las pelis imbécil!

Todo se quedo en el silencio que nos ofrecía la noche, a pesar de los llantos que se oían, y de el sonido de los pulmones de David intentando expulsar la sangre.
Decidimos pasarlo a dentro y intentar tapar la hemorragia, que era una cosa estúpida, el chico iba a morir, eso estaba claro. Apenas pasaron 3 minutos y el cuerpo de David yacía en el suelo de la cabaña, empapado en sangre. La gente lloraba, estaba muy asustada, y no sabía qué hacer.
Por una parte, a mi me alegraba lo del chaval, la verdad es que era un estúpido, pero en el fondo me daba pena y tenía miedo como el que más, sobretodo, por qué pasaría ahora.

De repente David abrió los ojos y Clara se acercó a él llorando.

-¡David, estás bien!

Según terminó la frase este se abalanzó sobre el frágil y suave cuello de la chica, desgarrándolo por completo y dejando brotar la sangre. Todos chillamos y nos asustamos. Alberto intento separar al zombie de ella, pero éste, le mordió en el brazo haciéndole gritar.
-¡Deprisa, ayudadles!-gritó Marta.

-¡¡Jeremmy, pásame la botella de Whisky!!- me gritó Álvaro.

Si, ese era mi nombre, a mis padres les dio por ponerme un nombre americano. No es que me guste en especial, pero bueno.

Cogí la botella y se la lancé a Álvaro, que acto seguido la estampó contra la cabeza del zombie haciéndolo volver a caer al suelo; aunque eso apenas tuvo efecto en él. Eddie se acercó con el palo de una escoba, y atravesó el cráneo del muerto viviente a través de la cuenca del ojo con su increíble fuerza. A los que estaban más cerca les salpicaron los sesos y comenzaron la mayoría a vomitar. Juan se desmayó.
Charlie y yo salimos de la cabaña para evitar ver todo aquello, cuando oímos que se acercó alguien.
Las llamas de la hoguera dejaron al descubierto a otro ser de aquellos. Rápidamente Charlie cogió su guitarra, que estaba apoyada en la pared y le golpeó al zombie en la cabeza, destrozándose ambos.

-¡Corred, salid de aquí!-les dije a todos los que estaban dentro.

Me fijé que la pobre Clara, estaba a punto de morir ahogada en su propia sangre, allí, sin saber que pasaba, perdida en las afueras.

Eddie y Álvaro salieron de la caseta armados con un bastón y cuchillos, respectivamente. Álvaro desde pequeño le habían encantado todo tipo de artes marciales y cosas por el estilo, y siempre había ido a clases, de ahí su destreza para utilizar cuchillos como armas arrojadizas y demás. Nosotros le tomábamos de friki, pero eso parece ser que le iba a salvar el culo.
Yo cogí otro palo de la hoguera, que solo estaba ardiendo la punta y era resistente. Charlie hizo lo mismo.

Los tres corrimos hacia la salida iluminándonos con las antorchas y con una linterna que llevaba Álvaro. Saltamos la valla y nos dirigimos hacia la casa de Álvaro, que era la más cercana y de repente se nos cruzó otro zombie.
Eddie se adelanto y le arreó un bastonazo en la cabeza haciéndolo caer, tras esto, repitió lo mismo que le hizo al cráneo de David.

-¡Tíos, les hemos dejado solos!¡Y ellos no van a saber salir como nosotros!-nos acusó Charlie.

Tenía razón, pero ahora teníamos que sobrevivir nosotros.

Seguimos corriendo hacia la casa de Álvaro, la puerta de la entrada al patio estaba cerrada, pero la de la casa no. Me adelante esperando lo peor y salté la puerta, la abrí para que pasaran los demás, cuando apareció la hermana de Álvaro ensangrentada y con mordeduras. Era un zombie. No me podía imaginar lo mal que lo iba a estar pasando Álvaro, ya que, sus padres probablemente eran zombies. Salimos corriendo de la casa todos y yo me paré.

-¡Esperad!-les dije a todos.

La verdad es que la hermana de Álvaro nunca me calló bien, ni a mi, ni a ninguno de nosotros, así que según apareció le atravesé el ojo con el palo matándola.
Álvaro me miró con una cara un tanto extraña, que a la vez era de comprendimiento, dentro de las circunstancias, claro.

-¿Qué? Era un zombie.-le dije con tono de burla, a pesar de las circunstancias.

Alguno quiso medio reírse, aunque apenas lo consiguió.

-¡Oh no! ¡Mis padres!-dijo Eddie.-¡Vamos a mi casa!

Eddie vivía prácticamente al lado de Álvaro, y si los padres de él eran zombies, los de Eddie puede que también.
Corrimos hacia la casa de Eddie. Álvaro se quedó atrás y cerró la puerta de su casa, para evitar que saliera alguien más.
Álvaro siempre había sido una persona fría, pero en el fondo, era muy sensible. Las lágrimas brotaban de sus ojos. Estaba triste, pero aún más furioso. En esos momentos aparecieron dos zombies más de la casa de un vecino. Álvaro se acercó a ellos solo, con un cuchillo en cada mano. Al primero le clavó un cuchillo en la cabeza, así, matándolo, y al segundo le pegó una patada en el pecho, que le hizo caer violentamente contra el suelo, donde Álvaro decapitaría de una patada al zombie mientras gritaba de ira.

Todos nos quedamos quietos contemplando la escena.

-Vamos.-dijo Álvaro mientras pasaba al lado nuestro secándose las lágrimas y se dirigía a casa de Eddie.

Corrimos hacia la entrada, y cuando llegamos a la puerta de la casa, Eddie rompió a llorar. La puerta estaba abierta y el suelo lleno de sangre. Eddie entró en la casa llamando a sus padres, triste y enfurecido, entre lágrimas. Yo no pude evitar también soltar alguna lágrima… demasiada tristeza.
-¡Hijo!-se oyó desde una habitación

-¡Mamá!-gritó Eddie dirigiéndose hacia aquella habitación.

-¡Hijo mío! ¡Estás bien!-dijo su madre medio sollozando.

-Si mamá, ¿Y papá?-pregunto Eddie

-Estoy aquí hijo-dijo con una voz muy oscura.

-¿Estáis bien? Dejadme pasar-se preocupó Eddie

-No puedes Edgar...-le dijo su padre.

-¡¿Qué?! , ¡¿Por qué?!-quiso saber Eddie preocupado.

-Edgar, hijo... tu madre...-no terminó la frase.
Eddie se quedó pálido, su rostro mostraba un dolor inmenso. Todos nos quedamos en el sitio, sollozando.

-Edgar hijo mío, vete, por favor cuídate, ponte a salvo...-dijo su madre.

-¡No!¡Mamá por favor...!¡¡No!!-Agonizaba el pobre Eddie.

-Edgar,-dijo su padre con voz oscura y tranquilizadora- yo me quedaré con tu madre hasta el final, te queremos hijo. Vete por favor, y ten cuidado.-ahí se le quebró la voz y se notó como empezó a llorar.

-¡Papá!¡Mamá!...-Eddie estaba destrozado.

-Por favor hijo, vete, no sufras por nosotros, te queremos.-dijo su madre llorando.

-¡Adiós mamá!¡Adiós papá!¡Os quiero!-les dijo Eddie a sus padres llorando.

-Por cierto, cuidado con el perro, creo...-dijo su padre advirtiéndonos.-..que le han mordido.
-Está bien papá. Te prometo que estarás orgulloso de mi, ya lo verás, pienso vengaros...-les aseguró Eddie.

-Coged todo lo que necesitéis, armas, comida...protegeros bien, y no dejéis que os cojan...-dijo su padre- por cierto, en el sótano guardo un viejo revólver, hay mucha munición, está en una caja metálica detrás de la estantería, es todo tuyo.- le dijo su padre.

-Vale, adiós, os quiero...-finalizó Eddie llorando.

-Nosotros también, hijo.-le dijo su madre.

Todos nos dirigimos hacia el sótano siguiendo a Eddie. Cuando fuimos a bajar las escaleras, se escuchó un gruñido detrás nuestra. Era el perro de Eddie, se había convertido en un zombie y llevaba un mordisco en la espalda.
Todos nos preparamos para lo que viniera, pero de repente, el perro se desplomó. Yo para asegurarnos de que no nos iba a causar problemas e iba a ser un "perrito dócil" le aplasté la cabeza con varios pisotones, por si acaso...

-Dios que asco.-dijo Charlie

-Pero, ¿qué le ha pasado?-preguntó Álvaro.

-No sé, a lo mejor, no tiene el mismo efecto en animales, no soportan el virus o lo que sea y mueren.-supuse

-Pero si lo que les hace es que cuando muere les resucita y…

-Bueno déjalo, no hay tiempo-le interrumpí a Álvaro.

Eddie abrió la puerta del sótano y encendió las luces, fue directamente donde le dijo su padre que estaba el revólver, apartó la estantería y efectivamente, detrás de la estantería había un pequeño hueco en que se encontraba la caja metálica con el arma y la munición.
Tras coger el revólver Eddie se quedó pensando y mirando alrededor.

-¿Qué pasa?-le preguntó Álvaro.

-Creo que por aquí estaban guardadas un par de mochilas militares de mi hermano, vamos a cogerlas y a llenarlas de provisiones- dijo Eddie.

-¿Cuántas hay?-le pregunté.

-Dos, una la llevo yo y otra que la lleve Charlie

-Vale-sintió Charlie.

Eddie se acerco a un sillón viejo, lo movió, y detrás de él estaban las dos mochilas, grandes, del ejército, luego se acerco a la despensa y comenzó a llenarla de latas, bebidas...etc.
Yo mientras me fui a una estantería, y cogí la vieja espada de su padre.

-Ya tengo algo con que rebanar cabezas- dije por lo bajo.

-Ya está todo listo-dijo Eddie levantando las dos mochilas

Le dio una Charlie y nos fuimos de allí. Esperé a que todos subieran y me puse el último. Según iban pasando evitaban el charco de sangre y sesos del perro, menos yo.
En la salida nos encontramos con otro de nuestros amiguitos. En ese momento Charlie se adelantó atravesándole con una vara de hierro que andaba por la entrada.

-Oye, ¿no creéis que sería buena idea coger un coche?

-Tienes razón, deberíamos coger un coche grande... pero, claro, ¿dónde encontramos unos?-me respondió Eddie.

-Muy fácil, podemos coger el 4x4 del vecino.

-Buena idea…pero, necesitamos las llaves

-Je, je, je pues se las pedimos prestadas.

-Mmm, ya veo por dónde vas…

-¡Queréis entrar en la casa del vecino a por las llaves!-se escandalizó Charlie
-Efectivamente-le contesté

Capítulo 1 - Preparativos [Reeditado]


El despertador sonó exactamente a las 11:00, hora en la que este Viernes de verano quise levantarme por una única razón: Hoy por la noche íbamos a realizar una pequeña fiesta con algunos de nuestros amigos, en el local donde ensayábamos, que estaba en una parcela a las afueras del pueblo.
Había quedado en llamar  Álvaro antes de las 12:00 para quedar en ir a comprar lo que necesitáramos. Me apresuré a coger la ropa del armario y meterme a la ducha.
 Cuando hube terminado de secarme y vestirme corrí a dejar la ropa en el cesto para lavarla, y acto seguido me fui a desayunar. Eran las 11:30,-“He sido rápido”-pensé-, y como estaba solo, ya que mis padres se habían ido una semana a la playa de vacaciones y yo no quise ir, yo estaba de encargado de cuidar la casa y mantenerla limpia, ese era el trato, así que, como chico previsor que soy, la noche anterior deje todo preparado para que hoy no tuviera nada que hacer y así poder salir a tiempo sin madrugar mucho.
 Nada más terminar de desayunar dejé la taza en el fregadero y cogí el teléfono para llamar a Álvaro. Marqué rápido su número y le di a llamar. Solo hicieron falta dos tonos para que él respondiera.
-¿Si?
-¿Preparada, damisela?-le dije con acento burlón.
-Para usted siempre mi caballero,-me devolvió el la broma, y reímos los dos-, bueno, coge la bici y nos vemos en el parque para bajar a comprar.
-Ok.
Colgué el teléfono, cogí mis guantes y las llaves de casa y fui a por mi BMX. Al salir por la puerta me acordé de coger la cartera. Bajé las escaleras y monté en mi bici. Di pedales rápidamente  hasta llegar a un pequeño parque en el que habíamos quedado. No tardó mucho en llegar. En cuanto llegó nos pusimos en marcha hacia el supermercado.
-A ver, tu vete a coger las bebidas y yo voy por los aperitivos. Nos vemos aquí en 3 min.-le aclaré rápidamente.
-Vale.-me respondió y fue en su dirección.
Me dirigí hacia la sección de snacks y cogí bolsas de patatas y guarrerias por el estilo.
Luego fui a la sección de dulces a coger bollos y demás, y los iba metiendo en el carro. Teníamos bastante presupuesto, pero decidí que ya había bastante, además, le dijimos a los que vinieran, que trajeran algo de comer o beber.
 Ande mirando tranquilamente los estantes ,por si veía algo que podía coger, mientras me dirigía hacia donde habíamos quedado.


 Cuando llegué el ya estaba allí. Iba cargado con un montón de botellas de cola, gaseosa, y demás tipos de refrescos, eso si, nada de alcohol, ya habíamos dejado claro con anterioridad que no iba a ver ningún tipo de bebida alcohólica, ya que la fiesta la montábamos él y yo, y ninguno de los dos tomábamos alcohol. Esto último quizás quito a un par de personas de venir, pero bueno, no nos importaba, iba a ser una fiesta con: hoguera, chicas y por supuesto, mucho Rock 'n' Roll.
En cuanto estuvimos listos nos metimos en la primera cola que vimos, que, como era primera hora de la mañana, no había mucha gente. Cuando pagamos, metimos todo en bolsas, que repartimos entre los dos, y enganchamos a el manillar de las bicis para subirlas empujando.

Una vez llegamos, nos tiramos cada uno en unos pequeños sillones que teníamos dentro de la caseta.

-Venga, no seas vago, mete todo en la nevera y guarda las patatas.-me dijo de broma y casi sin aliento.

-Que te den.-le dije exhausto, y le tire uno de mis guantes, sin fuerza, a la cabeza.

Los dos estábamos algo cansados, era verano y hacia , precisamente hoy, un calor infernal que no ayudó precisamente a subir toda la comida y bebida hasta aquí, ya que no vivíamos en el centro del pueblo, si no, casi en las afueras, aunque la verdad: era un pueblo pequeño.
Yo me levanté y me puse a vaciar las bolsas para meter cada cosa en su sitio. Al ver que él no hacía nada por contribuir, me giré y le mire con ojos de asesino.
-¿Qué?, para eso te pago.-dijo burlándose. Se rió a lo que yo le seguí y enseguida se levantó y se puso a ayudarme.

Eran las 12:30 para cuando teníamos todo recogido. Habíamos quedado en comer una pizza en mi casa, y luego llamar a la gente para que confirmara la asistencia y decirles a que hora venir.
A las 16:00 estaba casi todo listo para la fiesta, solo faltaba una cosa: preparar los instrumentos para tocar y dar un buen ambiente con Hard Rock del bueno a los invitados. Nos reunimos con el resto del grupo en el local a las 16:30, y nos pusimos a preparar todo y a ensayar el repertorio de temas que tocaríamos.

-Oye tíos, ¿y si traemos alguna película de miedo para verla?-propuso Carlos,  más bien conocido como Charlie.

-¡Que buena idea!- exclamé entusiasmado, ya que me encantaban las películas de miedo, y además, quieras o no, así hay más posibilidades de ligar.
-Vale, bien - medio balbucearon unos cuantos.

-Yo puedo traer alguna película en plan poltergeist, zombies y polladas de esas que tengo en mi casa - dijo Eddie bajando el volumen de su bajo.

-Pues vale, tráete más de una si es posible, mejor tener algo más por si acaso.-le propuse.

-Bueno, no sé, ¿seguro que no tendréis miedo?- dijo burlándose de todos Álvaro.

-Ja,ja,ja, a lo mejor el que tiene miedo eres tú.- saltó Charlie.

-Bueno venga, Eddie, vete a por las pelis, que son ya las 19:00, la gente debe estar a punto de venir, nosotros seguiremos ensayando.- Propuse a Eddie, que dejó su bajo y salió del local.

-Vale, ahora vuelvo, ¡adiós!-se despidió


          




Nosotros seguimos ensayando hasta que empezó a venir la gente, a eso de las 19:30, hora acordada, y empezamos a sacar un poco de las reservas de panchitos y patatas que teníamos. En ese momento, cuando, en principio, no faltaba nadie, empezamos a tocar.
Cuando la gente dejó de silbar y a gritar: "Guapos, sois mis ídolos" y cosas por el estilo.

 La primera canción que tocamos fue Back in Black, de AC/DC que tuvo éxito entre la gente, ya que saltaba y la cantaba. Esta misma aceptación tuvieron, increíblemente los 4 temas siguientes: Hay Poco Rock N Roll de Platero Y Tu, seguido de un par temas de Airbourne y Led Zepelin, finalmente acabamos con You Shook Me All Night Long de AC/DC.


 Al terminar, hice amago de romper la guitarra contra los amplificadores y de lanzarme contra el público, un gracias, que digamos: tuvo gracia. Aún quedaba alguno que seguía diciendo:"¡Otra!", solo por tocar las narices.

 El concierto acabó a las 20:15, más o menos, y entonces decidimos sacar el resto de comida y bebida, entonces me acerqué a la mini cadena y puse un disco de varios grupos que tenía.

La bebida y las patatas se iban consumiendo con el tiempo, algunos, se iban  detrás de unos árboles o pequeños matorrales, a pasárselo mejor aún con alguna persona del sexo opuesto, aprovechando la falta de luz a esas horas. A las 23:30 avisamos a la gente que íbamos a poner la película, y entraron todos, excepto alguno que prefería hacer otras cosas fuera, en la hoguera, o simplemente no reconocía que le daba miedo.