lunes, 15 de abril de 2013

Capítulo 16 - Sigilo y velocidad

El aire tenía un extraño olor, agrio tal vez, y el silencio ponía los pelos de punta, pero más por lo que dejaba de ser silencioso que por lo callado.
Justo cuando íbamos a saltar la valla se escuchó a alguien por detrás.

-¡Eh, esperadme! - Era Din. No me apetecía mucho verla, supongo, por lo de antes.

-¿Qué haces aquí? - le pregunté.

-Yo no pienso quedarme aquí de brazos cruzado.

-No es cuestión de quedarse o no. Tienes que estar aquí, no puede quedarse Andrea sola.

-Me da igual, pues que se quede otro de niñera. - Estaba claro que era cabezona, muy cabezona.

-Pero...

-Déjalo, Yei, me quedaré yo. Ya está, ¿contenta? - dijo Álvaro dándole el Walkie a Din.

-Gracias. -Álvaro se fue de vuelta al colegio sin decir nada más.

-¿En serio era necesario? - le pregunté.

-Vamos, se hace tarde. - pasó a mi lado y saltó la valla. Yo la seguí sin decir nada más, total, ya estaba todo hecho.
Saltamos dos jardines más antes de llegar a la carretera, se veían coches atascados y estrellados por la carretera y algún que otro caminante deambulando por allí. Con suerte si pasábamos rápido no nos verían.

-Vale, corramos hasta ese coche de allí y luego saltaremos hacia el parque. ¿De acuerdo? - Din se adelantó sin mediar palabra y se colocó detrás del coche. Creo que sabe que hay que hacer. Corrí hacia el coche también, perfecto, todo iba bien. Un zombi  caminaba en nuestra dirección a unos 5 metros, sin habernos visto, pero venía.

-Mierda...

-Creo que no nos ha visto. - dijo Din. Saqué el cuchillo de mi cinturón y miré a Din. Ella simplemente asintió con la cabeza.
Tenía que ser rápido y no fallar, o podía preparar la de dios.
En cuanto estuvo a menos de un metro salí con el cuchillo preparado y se lo incrusté en el ojo. Bien, parecía que lo había matado, pero algo fallaba...
El cuchillo era más grande que su cuenca ocular, así que se había clavado en el hueso y se había quedado atascado. Forcejeé con el cadáver hasta que conseguí sacar el cuchillo. Din se tapaba la boca para no reírse y yo empecé a ponerme rojo de vergüenza. El zombi era un tío de unos cuarenta años, iba vestido con ropa de estar en el bar y tenía una gran herida en el brazo izquierdo que ahora hacía juego con un ojo reventado.
Hice un gesto a Din para que siguiéramos y saltáramos el muro hacia el parque.
Había algún caminante pero daba igual por que no podían alcanzarnos, así que seguimos sin darles importancia hasta llegar al siguiente muro.
Tan solo un par más y ya estábamos allí. Llegamos mejor de lo esperado, la verdad, pensaba que iba a haber más problemas pero al final no, me alegro.

-¡Joder! - Me acababa de acordar que no había cogido las llaves, donde tengo también las de la nave...

-¿Qué pasa?

-¡No he cogido las llaves!

-¿Y dónde las tenías?

-Pues...- sí, es cierto, no había cogido las llaves, pero, tampoco las había dejado. Metí la mano en uno de los bolsillos y allí estaban. - Ah pues mira, aquí están.- Din puso los ojos en blanco y se acercó a la puerta.
Busqué la llave que era y abrí.

-Bien, te explico, buscamos principalmente pistolas de clavos. Deberían de estar por esos muebles, en unos maletines pequeños y verdes, tu búscalas, yo voy a por otras cosas. - le dije a Din mientras le señalaba la zona.
No había luz, ya que usaba un generador de gasolina para tener corriente allí, muy ruidoso para ponerlo en marcha, menos mal que de día entra la luz y no hace falta. Mientras Din buscaba las pistolas yo fui a por unas pequeñas botellas que servían para guardar aire comprimido. Había unas ocho u diez, así que nos llegaban de sobra. Las metí todas en una mochila grande de deporte que había por allí y fui a por lo siguiente: un compresor pequeño. Necesitábamos rellenar las botellas con él, si no es como si no hiciéramos nada. Dejé la mochila con las botellas en el suelo y llevé el compresor hasta la entrada de la parcela, donde debería de venir Eddie y Charlie con el coche para cargar todo y salir zumbando.
Volví dentro y vi que Din ya tenía unas cuantas pistolas, algunas en sus maletines y otras sin en un montón. Le llevé la mochila para que las metiera y me puse a coger las cagar con los cartuchos de clavos. Había muchas y de distintas medidas, tal y como había pensado. Tras dejarlo todo en la entrada nos metimos una última vez para coger demás cosas que nos pudieran hacer falta. Encontré varias cosas que nos podrían ayudar a acoplar las botellas a las pistolas, aunque de eso se encargaría Eddie, que se le da mejor. Hachas, cizallas, cadenas, candados y alguna que otra cosa más habíamos preparado para llevar.

Cuando tuvimos todo listo avisé a Eddie por el Walkie. No me había percatado de que había tenido apagado el Walkie todo el camino, que por una parte estaba bien, por si de repente nos hablaban o había interferencias y nos oían los zombis, pero también suponía que no había avisado a estos de que estábamos bien.

-Eddie, ¿me recibes?

-Sí, joder ¿dónde os habéis metido?

-Ya, perdón, se me olvidó avisaros.. bueno, estamos listos.

-Está bien, en 5 minutos estamos allí.

-Vale, ya vienen, hay que ser rápidos y meter todo en el coche.

-Lo se...-dijo secamente. No se si era su personalidad, ya que no la conocía de hace mucho, o que le pasaba algo conmigo, el caso es que no me gustaba que fuera así.

-Oye, ¿qué cojones te pasa conmigo para que seas así de borde?

-¡No soy borde! Y aunque lo fuera, ¿tengo que ser amable contigo?

-¡¿Perdón?! ¿Que si tienes que ser amable conmigo? ¡Por supuesto! - ¿Lo decía en serio?

-¡Oh, perdóneme usted majestad! ¡No pretendía ofend..! - No se por qué pero de repente me lancé a Din y besé. No se si para que se callara o por que quería hacerlo, pero lo hice.
Tras apenas un segundo después Din me empujó y me dio una bofetada. A pesar de ello volví a intentarlo. Joder, ya que estábamos no iba a dejarlo así, total, lo mismo moría en unos minutos, no tenía nada que perder.
No tenía ningún sentido, definitivamente no, pero esta vez Din se dejó llevar y me agarró del pelo. Ahora sí, así me gusta.

-¡Ya estamos llegando, preparaos! - gritó Charlie por el Walkie sobresaltándonos e interrumpiendo el beso. Los dos miramos al suelo y nos sonrojamos.
Cogí el walkie para contestar y de paso disimular un poco.

-Eeh, si, em, estamos listos, os oímos llegar. ¿Hay mucho lío?

-La carretera no está muy bien pero se puede pasar, hay que darse prisa al volver, esto empieza a llenarse. ¡Abrid ya!
Abrimos la puerta puerto y 2 segundos después aparecieron Eddie y Charlie con el coche. Charlie se bajó apra abrir el maletero y echarnos una mano. En menos de quince segundos ya teníamos todo metido. Cerré la puerta y nos subimos al coche.

-¿Qué tal os fue? - preguntó Eddie.

-Bien, sí, muy bien. - No sabía ni que me había preguntado, yo ahora tenía la cabeza en otro lado.

-¿Pasa algo? Os noto muy tensos... - dijo Charlie.

-¡Que va! - saltó Din.

-No, eso, es que...

-Estamos cansados, hemos tenido que correr mucho.- terminó de excusarse Din mientras me dirigía una mirada cómplice.

-Sí, cierto.

-Bueno, si vosotros lo decís...-Por el camino Eddie intentaba conducir entre los coches que había y los zombis, aunque sería divertido atropellar zombis, no sería inteligente, ya que se podría reventar la luna del coche y eso sería un problema, entre otros. Nos quedamos en silencio hasta que llegamos al colegio. Allí estaban Andrea y Álvaro para abrirnos la puerta nada más llegar.
Aparcamos delante de la puerta principal por la que entrábamos y descargamos todos, lo subimos a la clase continua en la que estábamos durmiendo actualmente, para que no estorbaran.

-Bien, Eddie, te explico.- Me quedé solo con él explicándolo lo que tenía pensado hacer con las pistolas de clavos mientras el resto se fueron a la otra habitación a preparar unas mesas para comer. Andrea se bajó al comedor para poder hacer minimamente decente para comer con lo que habíamos cogido y lo que podría encontrar allí.

Ya casi era de noche, todos estábamos en silencio a la luz de unas velas que teníamos repartidas por la clase. Din estaba sentada en el suelo a un par de metros de mí, con una manta sobre los hombres, que aunque era verano, por la noche no era para estar en manga corta, o tirantes, mejor dicho. Yo me quedaba embobado mirándola y de vez en cuando ella se daba cuenta, nuestras miradas se cruzaban y mirábamos para otro lado ruborizados.
A pesar de lo que estaba pensando, las cosas ya no me parecían tan malas.

domingo, 14 de abril de 2013

Capítulo 15 - Planes

Poco a poco y a cuestas la situación se fue calmando, los llantos y gritos habían cesado y el desayuno fue colmando el tiempo de todos los presentes.
Me quedé mirando por la ventana un buen rato mientras pensaba en todo esto.
¿Cuánto duraría? ¿Por qué ha pasado justamente aquí? ¿Estarán bien mis padres?
La verdad es que no me había dignado en intentar contactar con mi familia hasta ahora. Supongo que no encontré el momento, o lo evité, por que sabiendo lo que les pasó a los familiares de mis amigos...
Todavía llevaba mi móvil encima. Me metí la mano en el bolsillo derecho y lo saqué. No tenía batería, como esperaba, y no tenía un cargador. No he tenido la oportunidad de pasar por casa a por él, ni a por nada, aunque Eddie sí, además usa el mismo modelo de móvil que yo, tal vez él si lo cogiera.

-Oye Eddie - Me acerqué a él con cautela, por si seguía enfadado.

-Ehm, dime... - Contestó con un suspiro, más que de enfado, de cansancio, y no físico, si no más bien emocional.

-Me gustaría llamar a mi familia pero no tengo batería... ¿Tu tienes cargador?

-Ni lo intentes, no hay cobertura...

-¡¿Cómo?! ¡¿Y por qué no lo has dicho antes?!

-Pues no se la verdad, no me apreció relevante...

-Sí no hay cobertura en el pueblo es por que esto que está pasando va más allá del pueblo y de las cercanías, ¿Entiendes?

-Tienes razón, no lo había pensado. - La expresión de Eddie cambió por completo, estaba tanto extrañado como interesado en saber qué pasaba. - También puede ser que nos hayan incomunicado.

-¿Que nos hayan incomunicado?

-Sí... Que no quieran que nos comuniquemos con el exterior. - No se si eso era cierto o no, pero desde luego que podía tener un sentido. Tal vez el gobierno, o alguien, supiera de esto, estuviera preparado todo y no quisieran ''cabos sueltos''. Era una idea un tanto disparatada, pero bueno, dadas las circunstancias ¿qué no podía ser cierto?
Eddie y yo nos miramos y nos comprendimos sin decir palabra alguna. Él también estaba barajando las mismas posibilidades que yo.

-¿Crees que debemos decírselo al resto? - Me preguntó Eddie.

-Mmm, sí, supongo que sí, pero ahora no es el momento. - Las cosas ya estaban bastante mal como para dar 'alegrías'

-Está bien. Oye, ¿has pensado qué hacer? Quiero decir... ¿qué hacemos ahora? - Ciertamente deberíamos de estar pensando todos en ello, pero creo que no era el caso.

-Si te digo la verdad... - De pronto se me vino una idea a la cabeza. Mi tío tenía una pequeña nave de su empresa de construcción, allí guardaba todos los materiales, herramientas... Sería una buena idea ir allí a por cosas que nos pudieran ser útiles. - La nave de mi tío, podemos ir allí.

-¿A qué exactamente?

-Pues... No se, seguro que podemos coger cosas que nos sean útiles.

-¿Tu tío tiene armas allí?

-No, pero creo que podríamos conseguir algo parecido... -Allí teníamos varías herramientas que nos podrían servir para acabar con los zombis si nos vemos en apuros, pero especialmente tenía una idea en mente: Conseguir las pistolas de clavos. De por sí es una idea estúpida por que necesitas tener un compresor enchufado para enviar aire a presión y que funcione, cosa poco útil, estática y sobretodo ruidosa, pero si consiguiéramos acoplarles unas bombonas de aire comprimido la cosa cambiaría: serían menos ruidosas que una pistola, mucha más munición, ya que cada cartucho de clavos contiene muchos, y hay muchas cajas de ellos y de distintas medidas. Probablemente sería más incómodo y pesado que un una pistola, vale, pero es lo mejor que tenemos.
Sin contarle a Eddie lo que tenía en mente me dí la vuelta y llamé la atención de todos.

-¡Eh! Escuchadme, hemos tenido una idea. Podemos ir a una nave que tiene mi tío a por cosas que nos puedan hacer falta, no está muy lejos de aquí.-Al principio se quedaron un poco extrañados, pero luego hicieron gestos de ''Bueno, no se si es una buena idea, pero mala tampoco parece...''

-¿Y cómo piensas ir? - Preguntó Charlie.

-Bueno, la verdad es que solo tendríamos que cruzar una calle, el resto podemos ir pasando por los recintos, jardines y campos que hay hasta allí.

-Igualmente me parece muy arriesgado.

-Sí, tal vez, pero tampoco creo que sea lo correcto quedarnos aquí sentados, ¿no? - contestó Din.

-Cierto, además, no hace falta que vayamos todos. Con que fuéramos Álvaro y yo bastaría, somos los más rápidos.

-¿Y para volver? - preguntó Álvaro, que parecía poco contento con la idea de ser él el que viniera conmigo.

-Pues... tenemos Walkies, de larga distancia, podemos comunicarnos de sobra desde allí. Cuando tengamos todo listo os lo diremos, y...

-Pasamos a buscaros con el coche. - dijo Eddie detrás mía.

-Exacto. Esa será la parte más peligrosa de todas...

-Bueno, para eso debemos de estar muy coordinados. - Eddie salió al centró y comenzó a hablar. Se dio cuenta de la inseguridad de todos y me apoyó no dejándolos dudar. Su hermano era militar, y él también quería serlo, así que era seguro fiarse de él si propone algo así.- No podemos perder tiempo ni al salir ni al entrar, eso es fundamental, podrían colarse dentro del recinto del colegio. Por lo tanto, tendréis que encargaros de abrir y cerrar rápidamente las puertas cuando vayamos a salir. Andrea... tú y Din os encargaréis de ello, Charlie vendrá conmigo.

-¿Quién ha dicho que yo quiera hacer eso? Yo quiero ir con ellos. - Dijo Din enfadada.

-Tu harás eso por que es lo que necesitamos que hagas. - Se impuso Eddie.

-Vete a la mierda. - Escupió Din mientras se cruzaba de brazos.

-Eh, eh, tranquilos. Din, él tiene razón, necesitamos que hagas eso, es tan importante como lo que hagamos cualquiera de nosotros.- Intenté calmarla, aunque de poco valdría.

-Bueno, espero que os haya quedado claro. En media hora os quiero a todos listos. - Se dio la vuelta y me lanzó una mirada de complicidad.
Cada uno siguió a lo suyo sin rechistar, Eddie imponía, la verdad, y eso venía bien a veces.
Me acerqué a Álvaro para contarle el plan.

-Está bien, bueno, siento no haberte preguntado pero...

-Sí, entiendo, no hace falta que te disculpes. - No estaba enfadado, pero si que se le notaba triste.

-Bien, pues el plan es el siguiente: Cruzaremos por el patio del colegio hasta la casa que hay enfrente, allí saltaremos a su patio, luego al siguiente, y así hasta llegar a la carretera del parque, esta es la parte de mayor riesgo ya que puede haber zombis por allí, pero será breve, así que cruzaremos corriendo hasta el parque, subiremos al muro e iremos por él hasta la parcela que hay al lado. Desde allí haremos lo mismo que desde aquí, ir saltando por los patios de las casas hasta llegar a la nave.

-En las casas también puede haber... pútridos, ¿lo sabes no? - Sí, era verdad, pero había omitido esa parte para hacerlo parecer más fácil, cuando realmente no lo era para nada. Había que esperar tener suerte.

-Sí. - Nos miramos y enseguida nos pusimos a preparar lo que íbamos a necesitar, que se reducía a llevar el Walkie y algo afilado por si las moscas, pero nada que nos entorpeciera, no, esto era una misión de sigilo y velocidad, no podíamos llevar cosas grandes.
Cogí un cuchillo de tamaño medio, lo sujeté en mi cinturón e hice una señal a Álvaro.
Nos despedimos de todos y salimos del colegio.

sábado, 16 de marzo de 2013

Capítulo 14 - Tres de azúcar en el café

K.O. Era lo que mejor definía cómo nos sentíamos todos a la mañana siguiente.
Realmente no era físico el agotamiento, si no también mental, todo esto nos superaba.
Incluso aunque me hubiera imaginado alguna vez algo así, nunca habría estado cerca de esto.
Sabíamos que nada iba a volver a ser cómo antes, y mucho menos nosotros mismos.

Tan pronto como me levanté me acerqué al comedor del colegio y preparé un par de cafés. Solo dos.
En aquél sitio parecía que el tiempo se había parado, no tenía nada que ver con lo que había fuera... todo era tan normal, tan natural, tan real...

Quería terminar de hacer muchas cosas, cumplir muchos deseos y sueños, pero todo eso se fue.
Un día de tu vida te das cuenta de cómo las cosas pueden cambiar sin ni si quiera preveerlo.
Incluso después de todo, quería seguir haciendo todo lo que quería hacer. No iba abandonarme a mi mismo.
Es cierto que a veces no vemos las cosas como realmente son, y nos dejamos guiar por el miedo.
Repetimos nuestros mismos pasos, para equivocarnos otra vez, aunque creemos hacer bien.
Otras veces no nos damos cuenta de que simplemente hay que saber ver las cosas desde otra perspectiva para encontrarles el significado, a pesar de que nos cueste verlo y entenderlo.

Sin darme cuenta había estado casi media hora allí contemplando todo aquello y reflexionando mientras el café seguía sin dueño. Justo cuando iba a subir a llevarle el café a Din apareció Andrea en la cafetería.

-Vaya, ¿ya estáis todos despiertos?-le pregunté.

-Bueno, si se puede decir que estuviéramos durmiendo...- Evidentemente nadie había descansado esta noche, y menos aún cuando a las 6 de la mañana te despiertan con gritos.-¿Tu que tal has dormido?

-Poco y mal la verdad, pero bueno, no hay nada que no arregle un buen café, ¿quieres?-le tendí la taza que iba a ser para Din y ella aceptó gustosamente. Bueno, no tenía ningún compromiso así que podía darle esa taza de café a quien quisiera.

-Muchas gracias.-me dijo sonriendo tímidamente detrás de la taza antes de dar el primer sorbo.

-Oh, se me olvidaba, no lleva azúcar.-Claro, por que habíamos sido tan imbéciles de no coger azúcar del supermercado.

-Ja,ja,ja, no importa.

-¿Segura? Siempre puedo pasarme un momento a 'comprar' un poco al super...-Los dos echamos a reír durante unos segundos, más no se podía pedir. En aquellos momentos cualquier signo de felicidad era algo muy grande, y antes es algo que no apreciamos. - No en serio, seguro que hay por aquí, pero como estoy medio empanado pues no se me ha ocurrido buscar. Si a mi sin azúcar no me gusta.- Me metí de nuevo en la cocina a buscar azúcar. En una de las estanterías encontré un bote lleno de sobres de azúcar típicos de bar.- Bien, aquí tenemos azúcar para bastantes cafés. Toma.

-Gracias. Tres de azúcar en el café...

-...la vida ya es bastante amarga.- Platero y Tú, esta chica era de las mías.

-Ja,ja,ja, me encanta...

-Sí...-Ambos nos quedamos tomándonos el café tranquilamente en una de las mesas del comedor mientras hablábamos de nuestras cosas. Yo conocía a Andrea de años atrás, pero nunca habíamos tenido una relación muy estrecha que digamos y me arrepiento la verdad, por que era una chica muy maja y además con unos gustos iguales a los míos.


Ya era casi la 1 de la tarde cuando nos decidimos a volver arriba con una bandeja con leche, café y azúcar para que desayunasen todos, idea de Andrea, para que mentir.
Cuando estábamos a tres puertas de donde estaban los demás comenzamos a oír gritos y alboroto. Intenté dejar la bandeja en el suelo sin derramar nada y salimos corriendo a ver que pasaba.
Era Jenny, la amiga de Andrea, se estaba transformando y decían que no la habían mordido.

-¡Malditas zorras! ¡Sabía que no las teníamos que haber recogido! - Dijo Eddie violentamente en cuanto vio a Andrea entrar por la puerta. ¡Mira! ¡¿No decíais que no la habían mordido?! ¡Mentirosas!- Andrea no tenía la culpa y se debatía entre la vergüenza y miedo de que Eddie la gritara y acusara, y ver a su amiga muriéndose.

-Yo.. y-yo...-intentó decir algo pero solo conseguía balbucear entre sollozos.

-¡Es vuestra culpa!

-¡Eddie! ¡Tranquilo! ¡Ella no tiene la culpa de nada!-intenté calmarle pero estaba hecho una furia.
Mientras tanto Charlie y Din observaban en una esquina aquel drama, sin culpar a las chicas pero sin dejar de hacerlo. Álvaro estaba agarrando a Jenny, llorando, diciéndola que no se fuera. Álvaro y Jenny si que habían tenido más relación y siempre hubo algo entre ellos, ahora solo hay muerte.

-¡Álvaro joder apártate de ella!- le dije mientras buscaba el revólver de X, juraría que lo llevaba encima por la noche. Andrea gritaba, no quería que le hiciéramos nada a su amiga. Charlie se le acercó y la intentó sujetar. Eddie apartó a tirones a Álvaro de Jenny mientras este apenas oponía resistencia por que sabía lo que pasaba. De repente sonó un ensordecedor y seco disparo, después todo quedó en silencio. Los sesos de Jenny manchaban el suelo y la pared de la habitación. Había sido Din. debió de coger el revolver mientras dormía y eso no me hizo mucha gracia.
Volvieron a oírse llantos y gritos pero todo eso ahora quedaba en un segundo plano. Mi mirada estaba fija en la de Din y lo que veía reflejado no me gustaba. Tan fría como para haberle volado la cabeza a esa chica y no inmutarse.
Estaba enfadado con ella por haberme robado el revólver, sí, pero más que eso estaba decepcionado. Y si podía confiar en ella, ahora desde luego que no.



jueves, 11 de octubre de 2012

Capítulo 13- El Silencio de la Noche

-Bueno, ¿Y cuál es el plan? - pregunté a todos los presentes en la sala. Nos habíamos reunido Charlie, Eddie, Din, que insistió en venir y tener voz y voto en lo que decidiéramos, y yo. Estábamos en lo que era la sala de profesores, en el piso de abajo, debatiendo sobre qué debíamos hacer.
Eddie, que su hermano era militar, empezó a soltarnos un rollo de supervivencia y qué hacer en caso de catástrofe mundial...etc. Pero esto no era nada que le pudieran haber enseñado a Eddie, y tal vez ni a su hermano. Esto era un apocalipsis zombie, y si era así, creo que teníamos más idea sobre qué hacer los fanáticos o frikis, como quieras, de este tipo de cosas.

Lo que si sacamos en claro es que había que intentar hacer saber que estábamos aquí y que necesitábamos ayuda, para cuando llegara el rescate, si es que llegaba.
Íbamos a coger un mantel blanco gigante que buscaríamos en el comedor, pintar ''HELP'' o algo por el estilo, en grande, y ponerlo en el tejado.

-Deberíamos quedarnos aquí y esperar a que vinieran a rescatarnos. Sobrevivir hasta entonces. - No iba a negar que no tenía razón Eddie, pero era como decir que el zumo de naranja es naranja, sí, muy bien, pero no es suficiente.

-Ya... ¿Y si no vienen? - Le pregunté arqueando una ceja para darle un toque más intrigante.

-Vendrán. - quiso concluir secamente.

-No podemos aferrarnos a una idea que no sabemos si va a pasar o no. - dijo Din apoyándome.

- ¡Es su deber como...! - Eddie se puso hecho una fiera pero le calmé antes de que se fuera de las mano.

-Calma. No descartaremos esa opción, ni mucho menos, ya que sería lo mejor que podría pasar, pero tampoco podemos quedarnos sentados esperando un rescate sin más. - Había que aclarar las cosas, no crear bandos e indiferencias, eso sería lo peor que podría pasarnos... dentro de lo que ya pasa. - Y bueno, la chica que está con Álvaro...

-Jenny. - añadió charlie.

-Sí, Jenny, bueno... ¿Qué la pasa? ¿No la habrán mordido, no? - Esa es la impresión que me daba, y no era buena...

-No, ella dice que no, y que yo sepa no tiene nada, aparentemente. - Pausó un momento y prosiguió.- Supongo que estará mala, o simplemente le habrá afectado mucho todo esto... - las palabras de dolor de Eddie se clavaban en los oídos, estaba claro lo que estaba recordando. A pesar de todo Eddie era un tipo muy fuerte, le afectaba como a todos, o más, dado lo sucedido, pero desde luego no dejaba que nada lo derrumbara.

-Bueno, nunca está de más tener un ojo encima de ella. -dijo Din para acabar con el silencio.

-Sí, supongo que no estará de más.

Ahora que me paraba a pensarlo, el tipo de contagio que habíamos visto era a través de una mordedura, osea, por la saliva en contacto con la sangre, pero ¿habría más?
Según esos textos y libros que leí en su tiempo sobre Zombis, también podías contagiarte a través de tus fluidos vitales, como la saliva en la boca, las lágrimas en los ojos o la sangre, en contacto con  la sangre de un infectado. Esto quiere decir, que si te salpicara una gota de sangre infectada en el ojo, probablemente estarías infectado.
Eso me llevaba a pensar que al haber distintas formas de contagio, habrá distintos periodos, fases o modos de transformación, según lo que tarde el virus en llegar al corazón, que este lo reparta por el cuerpo, y llegue al cerebro.

Esta idea debería compartirla con los demás, para ver qué opinaban y para que estuvieran al tanto y lo evitaran, pero en lo que lo pensaba se fueron yendo y me quedé a solas con Din.

-Crees que... - dije pero no acabé la frase. Me quedé mirándola sin decir nada.

-¿Que si creo el qué?

-No, nada, da igual, vamos.


Eddie y Charlie bajaron al comedor a recoger todo lo que nos pudiera ser útil y los manteles para el tejado, mientras tanto Din y yo fuimos a buscar pinturas con la que escribir en estos.
Una vez reunidos, estiramos el gran mantel y pusimos en él ''HELP'' en grande. yo y Eddie nos encargamos de subirlo y colocarlo allí, asegurarlo para que no se lo llevara el viento o se cayera.
No quedó del todo fiable al cien por cien, al menos si viniera una tormenta, (Cosa que dudaba) pero allí estaba colgado.
Ya se había pasado prácticamente el día entero, eran las diez de la noche y todos estábamos cansados.
Me puse a preparar la cena, a lo que Andrea, la amiga de Jenny, vino a ayudarme, aunque creo que simplemente no se fiara de que un hombre pudiera cocinar algo decente.
Sin más, todos nos quedamos en silencio, apenas con alguna luz, escuchando aquel frío silencio de la noche.

domingo, 30 de septiembre de 2012

Capítulo 12 - Héroe de Guerra

Tras comprobar que no había nada por los alrededores bajamos por un canalón hasta el suelo.
todo estaba muy silencioso, aunque era de esperar, no creo que fueran tan gilipollas de ponerse a hacer ruido.

-¿Dónde están? - me preguntó Din mirando el edificio.

-Pues, no lo se, pueden estar en cualquiera de las clases, aunque imagino que se habrán instalado en la planta de arriba, es más inteligente...

-Tú dirás...

Hice un gesto para que me siguiera y nos acercamos a la entrada del colegio. Sí, definitivamente estaban aquí, la entrada estaba reforzada con maderas y con unas cadenas por dentro.
Tendríamos que encontrar una manera de entrar, o bien, de que nos abrieran, pero no íbamos a ponernos a gritar.

-¡Ya lo tengo! - dije mientras rebuscaba en la mochila los Walkies.

-Sorpréndeme.

-Ellos llevaban Walkies también... espera, eso me lleva a pensar que debí de dejarme el mío en el coche... y.. ¡Joder! ¡También me dejé la espada de Eddie en el súper!

-Bueno, explícame tu plan.

-Ah, sí... bueno, que podríamos intentar contactar con ellos por el Walkie si conseguimos encontrar su mismo canal.

-No está mal... Adelante. - Din se quedó de brazos cruzados esperando a que lo hiciera.

-Si sacas también el que te dí antes y buscas conmigo tal vez acabemos antes...

-Tienes razón, tienes razón. - Sacó su Walkie de la mochila y nos pusimos a buscar a ver si encontrábamos alguna señal.

-¿Hola? ¿Me oye alguien? -Preguntábamos en cada canal que encontrábamos y esperábamos una respuesta que parecía no llegar.
De pronto se hizo el silencio en busca de respuestas por parte de ambos.

-¡Sí, sí, te oígo! - Sonó en el Walkie de Din. Era la voz de Eddie, sin duda. Me acerqué corriendo a Din y le quité el Walkie.

-¡Eddie! ¡soy yo! - Casi grité entusiasmado.

-¡Jey! ¡Estás vivo cabrón! ¡¿Dónde estás?! - Se oía de fondo la voz de todos murmurando, sorprendidos y alegrados.

-En la puerta del colegio, estáis dentro ¿Verdad?

-¡Joder, ahora voy a abrirte!

Medio minuto después allí estaban Eddie y Charlie abriendo la puerta para que pasáramos.
Cuando la abrieron se nos quedaron mirando durante una milésima de segundo con desconfianza, pero en seguida reaccionaron y se lanzaron a mi.

-¡Mamonazo! ¡¿Dónde te habías metido? !Pensábamos que no te íbamos a ver más! - Decía Charlie entusiasmado mientras me abrazaban y estrujaban con fuerza.

-No os libraréis de mi tan fácilmente. -Echamos todos a reír. Todos menos din, que parecía sentirse un poco ajena a aquello. Nos dimos cuenta y nos quedamos mirándola.

-¿Quién es la señorita con la que tienes el placer de compartir compañía? - Dijo Eddie con tono burlón.

-Es Din, digamos que sin ella probablemente no estuviera aquí. - Dije mientras la miraba a los ojos, cosa que hizo que se sonrojara, aunque intentara disimularlo y apartara la mirada.

-Bueno... yo... seguro que...

-Dejémonos de chácharas y vayamos dentro con el resto. - Interrumpí para dejar el tema.

-Sí, mejor. - Me siguió Charlie.

Tras cerrar de nuevo y asegurar las puertas, subimos a la segunda planta y después andamos un par de puertas más allá, y allí estaban todos. Había más gente de la que recordaba haber dejado la noche pasada.
Estaban Álvaro, que estaba abrazado a una de las dos chicas que recogimos, Carlos, un amigo nuestro que no pudo venir a la fiesta por que tenía cena con su familia y otra chica que no conocía.
Todos tenían unas tremendas ojeras y estaban muy pálidos, en especial la chica que estaba con Álvaro, aunque mi llegada parecía haberles devuelto un poco la sangre al cuerpo.

-Buenas. - dije, y en seguida se fueron levantando todos a saludarme y decirme que qué bien que estuviera bien y esas cosas de apocalipsis.
Álvaro me hizo un gesto para que fuera a saludarle ya que no parecía estar por la labor su amiga de levantarse. Me pareció un poco extraño... ¿Y si la habían mordido? No se, pero no inspiraba confianza.

-Hey tío.

-Buenas, me alegro de que estés bien.

-Sí, y yo. - El ambiente estaba un poco cargado, así que decidí apartarme un poco. Vi que Din estaba apoyada en la pared de brazos cruzados sola y fui con ella.

-Pareces un héroe de guerra que vuelve a casa. - Me dijo con una sonrisa, que no se por qué, pero  me parecía increíblemente sexy.

-Sí, bueno, nada a lo que no esté acostumbrado, jajaja. - Los dos echamos a reír, aunque no se si por la gracia o por la tensión. Tenía una mirada tan profunda... Creo que los siguientes cinco minutos estuve mirándola a los ojos sin enterarme de nada más.



domingo, 23 de septiembre de 2012

Capítulo 11 - En la cuerda floja.

Lo último que esperaba en ese momento es que Din se decidiera a acompañarme a buscar a mis amigos, pero sí, parecía que así era.

-Vaya ¿vienes? - la dije mirando hacia el otro edificio, pensando que ella no podría saltar al otro lado.

-Bueno, no creo que la supervivencia se base en estar llorando en el salón de tu casa...

-Esta bien, pero te advierto que no será nada fácil. - Efectivamente, intentaba hacerme el machote.

-Ya veremos para quién es más difícil, guapo. - Dijo mientras se colocaba a mi lado y me indicaba con la mirada que debía saltar.
Hice un gesto de aprobación, la sonreí y me dispuse a saltar hacía el balcón de enfrente. Habría unos 4 u 5 metros, era imposible que lo lograra, al menos sin coger carrerilla, cosa que no iba a poder ser.

-¿Y bien? - Me dijo retándome a saltar.

-Emm... creo que tengo que cambiar de táctica...

-¡Jajaja! ¡Lo sabía! Nenaza...

-¡Eh! - Vale, no sabía que decirla, así que cogí la cuerda y la intenté lanzar para engancharla pero Din me paró.

-A ver, genio, ¿Qué pretendes?

-Bueno.. yo...

-¿No te has parado a pensar que si ambos edificios son iguales este también tendrá la misma terraza pegada al tejado? - No, no me había parado a pensar, y sí, era cierto, ahí estaba, a apenas 2 metros y medio de mi cabeza.

-Es que me gusta lo difícil.

-Sí, seguro... Anda, trae. - Me quitó la cuerda de la mano, la enrolló y se la puso en el hombro. ¿No iba a intentar engancharla? -Sígueme.

-¿A dónde?

-Oh, hoy estás cortito, ¿eh? - Ahora caía en que también debería de haber una puerta u acceso para esa terraza, y que sí, estaría en el piso de arriba.
Din se puso a andar y salió del piso, se quedó en la puerta mirando el cadáver de Iñaki y de la chica en el suelo, pero apartó la mirada rápidamente con cara de pena.
-Tal vez deberíamos cambiarle de sitio... -La dije mirando el cuerpo de Iñaki.

-Ya me encargaré yo cuando esta mierda haya acabado, si es que acaba... además ¿no tienes que hacer tu lo mismo con tu amigo?

-Cierto.

Prosiguió andando  pero no subió las escaleras si no que bajó a su casa de nuevo.

-Pero, ¿no es arriba?

-Sí, galán, pero es el piso de mi tía, que solo viene en verano, al igual que nosotros, y adivina quién tiene unas llaves de esa casa... - Se paró un momento y me miró. - Bueno, no, mejor déjalo, que no te veo yo muy avispado...

-Muy graciosa si que estás tu hoy... - La dije mientras la dirigía una mirada asesina.

Bajamos a su casa y en la entrada había un pequeño mueble en el que había muchas llaves, bolígrafos, libretas y cosas por el estilo. Revolvió entre los manojos de llaves, se quedó mirando algunas pero ninguna parecía ser la que buscaba.

-Mierda, no están aquí... - se paró un segundo a pensar y enseguida se volvió para entrar en una habitación al fondo y rebuscar en la mesita de noche. -Bingo.

Din llenó una mochila con algo de comida y cosas que podrían sernos útiles para el camino y subimos, esta vez hasta el tercer piso, y Din abrió la puerta del piso de su tía. Se veía que la casa llevaba un tiempo sin tener anfitriones, no había mucha decoración, un par de fotos, un cuadro de los chinos y poco más, por no tenerla muerta de risa, vamos. Fuimos a la terraza,y  una vez allí subimos al tejado ayudándonos de la propia barandilla para subir.

-Y bien, ¿a dónde vamos?

-Al colegio, es ese tejado que se ve allí. - Señalé un tejado negro y alargado en forma de ele que había un par de tejados más allá. - No está lejos, pero tendremos que apañarnos para saltar un par de tejados...

-¿Qué hay allí?

-Mis amigos, bueno, deberían... eso espero.

Comenzamos a andar hacia la otra punta del tejado y yo me quedé en lo alto mirando el pueblo. Estaba todo tan... 'Muerto' se oía de vez en cuando algún ruido de cristales, gemidos, e incluso algún que otro grito de alguien a punto de ser devorado. A lo lejos se veía un par de focos de humo que parecían ser coches estrellados o cubos incendiados, un paisaje completamente apocalíptico.

Por las calles deambulaban solitarios zombis o pequeños grupos espontáneos de cuatro o cinco de ellos, parecían no haberse percatado de nuestra presencia, que aunque en un principio no nos causaría problema, a la larga podríamos traerlos hacía el colegio, y eso no sería bueno.
Era imposible llegar de un salto al otro edificio, pero si que podíamos deslizarnos por los cables de electricidad hasta el otro tejado, aunque eso era casi tan peligroso como saltar.
Rebuscamos entre lo que teníamos en las mochilas y encontramos unos guantes que nos valdrían para poder agarrar el cable sin problema, pero solo había un par.

-Hacemos una cosa, primero paso yo, con la cuerda, la ato allí, y luego tú pasas por la cuerda. - la dije en un tono no muy alto por si nos escuchaban los No-Muertos.

-Vale.

Me puse los guantes, atamos un extremo del cabo en el poste y el otro a mi cintura. Vamos allá.

-Espera. - me paró Din.

-¿Qué pasa?

-Ten cuidado... - vaya, va a ser simpática y todo.

Agarré el cable con miedo a electrocutarme, pero los guantes hicieron bien su función. Me puse bocabajo, usé la planta de las zapatillas para agarrarme también, ya que eran de goma y comencé a pasar.
Por suerte el cable aguantaba y los zombis no se habían dado cuenta de que estaba allí.
Conseguí pasar sin problema. Ataqué bien el extremo de cabo de mi cintura al poste y le hice una señal a Din para que pasara. Haciendo lo mismo que yo ella también consiguió pasar.

-Bueno, creo que tendremos que dejar la cuerda aquí, no podemos desatarla.

-Cierto, pero puedes sernos útil si tenemos que hacer esto de nuevo... - dije para quitarle importancia a aquello.

-Espero que no tengamos que hacerlo.

Esta vez si que podíamos llegar fácilmente desde el tejado hasta el otro, así que saltamos pasando primero las mochilas y luego nosotros sin problema. Bien, lo difícil ya había pasado, o eso creo.
Me acerqué al otro extremo del dejado y miré en el patio. Perfecto, allí estaba el Jeep en el que habíamos bajado antes. Las vergas y puertas estaban protegidas con cadenas, candados y algunas maderas para hacer más difícil su acceso al interior.
Ahora solo teníamos que localizar en que parte del edificio se encontraban y entrar, ya tendríamos tiempo luego de pensar en qué haríamos.


viernes, 21 de septiembre de 2012

Capítulo 10 - Desayuno con sangre.

Joder vaya mierda de día, en apenas unas horas había decapitado más personas que... bueno, sí, que estaba siendo un día muy hardcore, y ahora, por si era poco, tenía que hacer lo propio con X.
¡Me cago en la puta! ¡Me había dejado el hacha arriba, y no había tiempo para volver a por ella!
Tenía que pensar algo rápido o tal vez seríamos todos unos malditos arrastrapiés. Ya lo tengo, el revólver de X, lo metí en su mochila, tenía que conseguir alcanzarla.
Antes de que me diera tiempo a pensar algo más, Din estampó un viejo jarrón en la cabeza de X, que no lo mató (más), ni mucho menos, pero lo derribó en el suelo, ocasión perfecta para que me lanzara hacia la mochila, y sacara el revólver.
X se arrastraba hacia mí, y con su única mano me agarró del pie.
Esta vez me aseguré de que el seguro no estuviera puesto. Nunca había disparado un arma, pero me daba a mi que iba a tener que ir aprendiendo. Agarré la empuñadura con las dos manos, estiré los brazos y apunté directamente a la frente de X.
Tras un ensordecedor y seco balazo, los sesos de X pintaron el sofá y mis pantalones de un amargo color rojo.
Bien, ¿alguien más?

Din se dejó resbalar por la pared, metió la cabeza entre las rodillas y quedó llorando todo lo que recuerdo de haber estado consciente esa noche.

El sol se filtraba por la ventana del salón, y parecía que ya llevaba un par de horas haciéndolo. Los gemidos habían cesado, aunque no recuerdo cuando, pero ahora todo parecía un poco más tranquilo.
Me giré y vi a Din en el suelo, en el mismo lugar donde la había visto anoche llorar y llorar durante horas, aún tenía la cara húmeda de las lágrimas.

Miré el reloj que había en la pared de enfrente, ''las nueve y veintitrés'' marcaba. Quizá debería intentar llegar al colegio a ver si mis amigos habían conseguido llegar sanos y a salvo, aunque antes tomaría algo para recuperar fuerzas; lo que viene siendo desayunar de toda la vida.

Me levanté y fui a la cocina intentando hacer el menor ruido posible, cerré la puerta y me puse a preparar un suculento desayuno para mi y para Din. Aunque se que eso no serviría de perdón, al menos sería un buen detalle, así que me puse manos a la obra.
Saqué dos tazas, un vaso y un plato, lo que llené correspondientemente con un 'colacao' caliente, zumo de naranja recién exprimido y unas tostadas.
Lo puse todo en una bandeja y lo llevé al salón. Cuando entré al salón vi que Din no estaba en la esquina y me asusté.

-Mierda... -una puerta detrás mía chirrió y me giré rápidamente, casi tirando la bandeja. Era Din, salía del baño, se le notaba en la cara que no había dormido nada, aunque intentara disimularlo lavándose la cara. - Oh, ¿te he despertado?

-No tranquilo, no soy de dormir mucho...

-Entiendo... Te he preparado el desayuno. - La dije mostrándola la bandeja e intentando poner mi mejor cara de ''Hey, soy un tipo majo, ¿quieres una tostada?''
Ella pasó a mi lado, cogió una tostada, me miró y se sentó en la mesa mientras se la comía. Yo me apresuré y la dejé la bandeja en la mesa para que ella desayunara tranquilamente mientras yo iba a la cocina a tomarme allí lo mío.

-¿Tu no desayunas?

-Bueno, pensaba tomármelo en la cocina, no se, por no molestar...

-Como quieras. -Dijo secamente, aunque creía ver en su rostro que no la importaba que comiera con ella. La verdad esperaba que me invitara a sentarme, pero no, así que al final comí solo en la cocina.

Cuando terminé volví al salón, ella aún seguía desayunando con casi todo entero aún, estaba distraída, en su mundo, pensando, probablemente, en todo lo que estaba pasando.
Hasta ahora no me había dado cuenta, pero había un pestazo a muerto impresionante, tenía que sacar el cuerpo de X de allí, no era bonito ver eso ahí...

-Creo que voy a invitar a mi amigo a irse... - dije señalando a X.

-Sí, no estaría mal que os fuerais... - casi murmuró, aunque la oí perfectamente.

-Oye mira, yo no tengo la culpa de toda esta mierda, ¿vale? Hace dos días yo también estaba perfectamente feliz en mi casa sin oler a muerto y haber visto más tripas que capítulos de Dragon Ball en mi vida.

-¡Sí, sí que tienes la jodida culpa! ¡Tu y tu amigo manco! Si no hubierais venido Iñaki aún... - no pudo terminar la frase, y se puso de nuevo a llorar.
Mierda, tal vez me hubiera pasado, estaba pasando por algo duro ahora mismo...

-Esto.. - suspiré - Em... lo siento, yo no quería... - no sabía que decirla.

-Déjalo... déjame... por favor.

Creo que no tenía más que hacer allí. Cogí a X y lo llevé a la terraza.

-Siento no darte un entierro digno, amigo, pero te prometo que volveré y te enterraré... - le había cogido cariño a pesar de haberle conocido hace apenas unas horas. Lo levanté como pude intentando no mancharme más de lo que ya estaba y le dejé caer sobre el torito que aún seguía allí.
Al fondo de la calle vi a No-Muerto pasar por el fondo y me entró un escalofrío. Ahora tenía que llegar hasta el colegio pero no sabía como iba a hacerlo, las calles parecían estar llenas de esos pútridos muertos vivientes.

Mientras pensaba miré al edificio de enfrente y vi unas escaleras que subían hasta una terraza que estaba en el tejado. Tal vez podría llegar saltando por los tejados hasta el colegio, estaba cerca y hasta allí las calles eran todo casas y pisos.
Por intentarlo que no falte.

Entré de nuevo en la casa, limpié el suelo de sangré, cogí la mochila de X y fui hacia la terraza. Me paré, miré a Din y la dije:

-Lo siento. Ten cuidado.

-Gracias, lo intentaré.

-Si quieres puedo darte mi número y me llamas si lo necesitas... - Ahora que lo pensaba ni si quiera se me había ocurrido llamar a mis padres ni a nadie, tal vez fuera una muy buena idea....

-Los teléfonos móviles no funcionan, estamos incomunicados.

-¿Qué? Joder... - miré en la mochila, saqué de allí dos walkie-talkies, comprobé que estuviera sintonizados en el mismo canal y le dejé uno encima de la mesa. - Hasta otra.

Esta vez sin pararme fui a la terraza y subí al piso de arriba por la misma cuerda que había subido Iñaki anoche. Una vez allí cogí la cuerda y la desaté para usarla para llegar a la terraza del otro edificio.
Cuando me disponía a saltar por la terraza oí un ruido proveniente del interior de la casa. Me esperaba lo peor.

-Espero que sepas saltar o te partirás las piernas en el suelo. - Era Din.